Comuniones con grupos burbuja

Imagen de archivo de una primera comunión en Santa María.

Imagen de archivo de una primera comunión en Santa María. / Rafa Vázquez

V. Bustamante

Las primeras comuniones ya han comenzado en la ciudad del Lérez y continuarán hasta el mes de agosto. No serán, claro está, lo que solían ser, pero mantienen el espíritu familiar y religioso en uno de los días más especiales para los niños católicos. Las primeras fueron las aplazadas el pasado año por motivo de la pandemia y les seguirán una multitud de fechas para realizarlas en grupos reducidos. “Para la celebración de la primera confesión y comunión hemos intentado aumentar el número de fechas posibles para hacer grupos pequeños”, apunta el párroco de Santa María, Javier Porro, que celebrará hasta ocho fechas.

Un punto importante a tener en cuenta es el aforo de cada templo, y solo podrán asistir a la celebración los familiares más allegados. “Lo que hacemos es que el aforo del centro se divide entre el número de niños que van a hacer la comunión para que haya igualdad entre las familias y una referencia de invitación. Así si en un grupo hubiera ocho niños, le correspondería a cada uno 20 invitados. Eso significa que van a invitar a la celebración religiosa al núcleo familiar más cercano y otras personas quizás en la celebración de después”, aclara Porro.

En este mismo sentido se expresa el párroco de San Bartolomé, Raúl Lage. “Vamos a hacer seis grupos para diversificar todo lo que podamos. La iglesia tiene un aforo con las restricciones bastante más exigente, de 80 personas, pero no creo que vayamos a tener dificultades con las familias. Mantendremos las distancias correspondientes y todas las medidas. Pero creo que todos van a poder tener un lugar en la comunidad como en otras ocasiones, porque divididos en seis grupos creo que podrán venir perfectamente”, apunta el sacerdote. La iglesia dará la comunión a un total de 50 niños, repartidos en grupos burbuja que van de los seis a doce menores. Este planteamiento choca con el de otras parroquias, como la de Santa María de Mourente que solo tiene una niña para celebrar la comunión, algo excepcional que no saben si atribuir al COVID.

“Lo haremos en los tres últimos fines de semana de junio, sábados y domingos retrasando las celebraciones un mes ya que las catequesis han sido más distanciadas”, explican desde San Bartolomé.

Catequesis

Y es que algunas catequesis se han alargado porque han combinado la modalidad on line y presencial. “Las hacíamos cada 15 días de forma presencial y el resto online por lo que lo hemos alargado para que la formación fuese un poco más completa”, comenta Lage. Esto ha hecho que las familias hayan colaborado más que nunca. “Para las catequesis se mandaban una serie de esquemas por internet cada semana, así como una síntesis del Evangelio del día y las hacían en casa con ellos. Han trabajado muy en serio. En las reuniones presenciales también los acompañaban. O sea que han tenido una participación mucho más activa con la pandemia que otros años” explica Lage satisfecho con esta implicación.

“Pese a que no hay tanto trato directo con los escolares tenemos la ventaja de que están las familias más presentes. Creemos que es una gran ventaja porque así es toda la familia la que está implicada en la primera comunión de sus hijos. La verdadera catequesis no es solamente la que se le transmite a través de nociones o conceptos, sino en la vivencia y en ese sentido creo que hemos ganado”, confiesa.

Una preparación adaptada

En la Basílica de Santa María la catequesis, excepto en el confinamiento, ha sido siempre presencial. “Hemos tenido la preparación aplicando los protocolos que había sacado Educación con grupos burbujas con niños de la misma clase que en el colegio”, apunta el párroco Javier Porro. “Comenzó el año pasado con un seguimiento telemático durante la pandemia y presencialmente el resto del año.

Eso exigió aumentar el número de días de catecismo, antes eran dos y ahora cuatro incorporando nuevos catequistas”, explica. Además la basílica colocó pantallas protectoras y los menores desinfectaban el material utilizado al terminar las clases. Estas celebraciones serán diferentes a las del año pasado cuando, aunque se respetaba las distancias de seguridad, no se hacían grupos burbuja y el uso de mascarillas así como el aforo eran diferentes.

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