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SERGIO PORTELA | Arquitecto del proyecto ‘Tambo: a illa soñada, a illa posible’

“Hay que recuperar Tambo como espacio público, pero cuidándolo y sin masificarlo”

El monasterio de Poio acoge una exposición del proyecto, que hace un recorrido por la historia de la isla y acerca propuestas para su futuro

Sergio Portela posa junto a la exposición. // RAFA VÁZQUEZ

Ofrecer a la ciudadanía una visión integral sobre la isla de Tambo y sus grandes recursos era el objetivo de la jornada que tuvo lugar ayer en los claustros del monasterio de Poio. El atractivo principal es la exposición ideada por el arquitecto Sergio Portela, que se inauguró ayer y que se podrá visitar durante las próximas semanas. Consta de 21 paneles informativos a través de los cuales se podrán conocer las características de la isla, haciendo un recorrido por su historia hasta la actualidad.

A través de este proyecto, Portela también acerca propuestas para hacer realidad en el futuro un plan de usos para las diferentes construcciones existentes en Tambo, explorando las posibilidades realizables, así como la puesta en valor de sus riquezas medioambientales y patrimoniales.

–¿Cómo surgió este proyecto?

–Son seis meses de dedicación, porque yo sabía que la isla de Tambo estaba actualmente en un limbo y que se necesitaba una actuación, sabía que Defensa tampoco iba a soltar la isla así como así, porque necesitaría un proyecto. Estaba un poco preocupado, porque vivo al lado de la isla de Tambo y conozco la situación en la que está. En algunos sitios tiene hasta metro y medio de biomasa, almacenada tras sesenta y tantos años de eucaliptos. Cualquier negligencia humana, o simplemente un rayo, puede dar lugar a un incendio, y ese incendio es imparable, estaría ardiendo días y días. Además, la repercusión ecológica y socioeconómica sería bestial y provocaría la muerte de toda la vida que hay alrededor.

–¿Por qué cree que se llegó a esta situación?

–Supongo, y es una suposición total, que a los militares, para sus maniobras, les interesaba ocultar lo que había allí y el eucalipto les vino muy bien, porque es un árbol de crecimiento muy rápido. En este momento se puede considerar que el 95 por ciento de la isla es eucalipto. Esto trae otro problema consigo, que es el cobijo a la velutina. Las plagas traen otras plagas y el ecosistema natural de Tambo ha sido muy modificado en estos últimos 70 años.

"En este momento se puede considerar que el 95 por ciento de la isla es eucalipto"

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–¿Qué se van a encontrar quienes vayan a la exposición?

–Va a tener una parte de elementos que ya existen y otra del proyecto que se propone, que consiste principalmente en restaurar los edificios interesantes y en limpiar otras construcciones que no tienen ningún valor arquitectónico y son un poco perjudiciales, como por ejemplo las que se pusieron de servicio a playas y que están cortando el sistema dunario, por si hay un crecimiento del mar, que la arena pueda subir y se mantenga el ecosistema. En la exposición del proyecto traté varias cosas. Dentro de la investigación, hay una parte que es de leyes, cuento cómo está la isla en la actualidad definida por las leyes, cómo está el patrimonio, cómo está en lo que podríamos llamar clave de infraestructura verde, porque la isla en sí es un paisaje cultural y es el resultado de la interacción en el tiempo de las personas con el medio natural. Esta realidad dinámica que hay en este territorio tiene unos mecanismos de identificación, protección y gestión que tenemos que valorar. La idea es revalorizar y la estrategia que hay definida es por un lado conservar los valores, por otro recuperar los valores y por otro introducir nuevos valores.

–Es complicado hacer todo esto.

–La isla, aunque no lo parece, tiene unos edificios importantes. Por ejemplo, hay un lazareto que tiene 90 metros, que para una isla tan pequeña es un edificio importante. En lo que se refiere a conservar los valores, son los que ya están, pero de todo tipo: topográficos, orográficos, constructivos, hídricos, vegetales, paisajísticos… Y también los valores que están ahora y están dañados, desvirtuados o que han desaparecido. Por ejemplo, hay unas sospechas sobre un castro que había en el monte San Facundo y tenemos la idea de averiguarlo y potenciarlo.

"La isla tiene unos edificios importantes. Hay un lazareto que tiene 90 metros, que para una isla tan pequeña es un edificio importante"

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–¿Cómo era la vida en Tambo antes de que pasara a control de Defensa?

–Históricamente, y curiosamente, está muy ligada al monasterio de Poio y a su vez al de Braga, entonces ha sido un lugar de eremitas y de gente solitaria. Hay un pequeño monasterio, el lazareto, una capilla dedicada a San Miguel, y siempre fue una zona de retiro espiritual hasta que llegan los piratas, dicen que es la flota de Drake la que arrasa un poco la isla y a partir de ahí se deshabita. Luego, cuando se hace el lazareto en San Simón, hay una competencia con Pontevedra y se pretende hacer dos cosas: una cárcel y un lazareto, al que llamaban “lazareto sucio”, para personas afectadas con enfermedades severas. Luego fue adquirida por Montero Ríos y dos socios más, finalmente se queda con ella Montero Ríos, que recordemos que tenía el palacio de Lourizán enfrente y era declarado masón; posteriormente se vende a Defensa.

–¿Qué futuro le ve a la isla?

–Para mí son importantes varias cosas: lo primero, parar la contaminación que se vierte en la ría, que es evidente y no solo por la industria contaminante, sino también por la propia ciudad, para lo que es necesario revisar los emisarios, que seguramente están estropeados. Luego hay que hacer y promover una conservación sobre el ecosistema natural tanto de la isla como de su entorno. Después, hay que recuperar la isla como espacio público, y esa recuperación ha de ser con unos buenos preceptos de no masificarla, de cuidarla y si se llega a entender como un todo podría llegar a ser declarada como reserva de la biosfera por la Unesco. Yo creo que se debería hacer un convenio público-privado, porque no creo que la administración tenga los bienes para invertir ni las cualidades para gestionar eso, siendo realistas, y me parece fundamental la participación ciudadana. En este momento está la Asociación Irmandade Illa de Tambo, que está haciendo una labor fantástica y se está desviviendo por que la isla sea pública.

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