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Las adopciones nacionales de menores se duplicaron el año pasado en Pontevedra

Se oficializaron 14 en la provincia, la misma cifra que las nuevas solicitudes efectuadas. Las internacionales se mantuvieron en cinco, el número más bajo en lo que va de siglo

Parque infantil de As Palmeiras de Pontevedra. Gustavo Santos

El número de adopciones de menores subió ligeramente en la provincia de Pontevedra el año pasado al registrarse un total de 19, de las cuales 14 fueron de carácter nacional y cinco internacionales, según los nuevos datos hechos públicos por el Portal Galego de Adopcións de la Xunta de Galicia.

Es un incremento moderado si se tiene en cuenta que también se habla de cifras bajas, ya que el año anterior fueron 12, con siete nacionales y cinco internacionales. Pero importante desde el punto de vista porcentual, ya que supone un aumento superior al 58%.

La subida más notable es el ámbito nacional, ya que en 2019 se produjeron siete adopciones, frente a las 14 de 2020, mientras que en el internacional la cifra se mantiene en cinco.

En cuanto a las solicitudes, fueron también 14 para la adopción nacional y ocho para la internacional.

La subida más notable es el ámbito nacional, ya que en 2019 se produjeron siete adopciones, frente a las 14 de 2020

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Lejos quedan aquellos años como el 2007, cuando la provincia registró un número récord con 147 menores adoptados: 51 en adopción nacional y 96 en la internacional.

El punto de inflexión fue el año 2011, con 79. A partir de entonces las cifras han caído en picado, sobre todo en el extranjero.

A nivel gallego, el año pasado se efectuaron 40 actos de adopción nacional y 21 internacionales, es decir, un total de 61.

Más que simples números

En cualquier caso, cuando se habla de adopciones todo es mucho más complejo como para referirse a simples cifras, recuerda Antón Mouriz, coordinador de proyectos de la Asociación Galega de Axuda á Adopción Manaia.

“Analizar este tipo de estadísticas es muy complicado”, reconoce. “En cuanto a la asignación, se están realizando las urgentes. Cuando vemos que la adopción nacional cae siempre hacemos una lectura positiva en el sentido de que hay menos niños y niñas que necesitan de esta protección”.

"Cuando vemos que la adopción nacional cae siempre hacemos una lectura positiva en el sentido de que hay menos niños y niñas que necesitan de esta protección”

Antón Mouriz - Coordinador de la Asociación Manaia

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Además, puntualiza que hay que diferenciar muy bien que un auto de adopción solo se produce cuando el juez la reconoce, aunque el menor ya esté viviendo con esa familia desde hace un tiempo. “A veces ya pueden llevar tres o cuatro años en esa casa”, indica.

Los cambios de este siglo

Igualmente, Antón Mouriz recalca que “no podemos concebir la adopción actualmente del mismo modo que hace diez años o quince, cuando fue el boom”.

“Ahora es muy difícil que desde el ámbito internacional lleguen bebés, pero desde la asociación pensamos que mejor, porque quiere decir que hay menos niños que necesitan de esta medida. Si las niñas chinas, por ejemplo, son adoptadas por familias de China es mucho mejor que que vengan aquí”, considera. “En general sabemos que ha aumentado muchísimo la adopción nacional de niñas y que hay muchos menos abandonos”.

“Ahora es muy difícil que desde el ámbito internacional lleguen bebés, pero desde la asociación pensamos que mejor, porque quiere decir que hay menos niños que necesitan de esta medida"

Antón Mouriz - Coordinador de la Asociación Manaia

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En este sentido, destaca que en el país asiático hay un límite de masa corporal para adoptar. “No es una cultura del no. No te dicen directamente que no, pero te ponen ciertas condiciones. La cuestión de la masa corporal fue básicamente por Estados Unidos, donde hay mucho problema de obesidad”, explica Antón Mouriz.

“Lo mismo ocurrió con las familias monoparentales. China nunca prohibió que adoptasen, pero dio prioridad a las biparentales”, añade.

Respecto a la adopción de bebés en general, incide en que “la última en Galicia fue del año 2010 y la lista está ahora a partir de 2012, es decir, que estamos hablando de una espera de nueve años, con lo que eso significa respecto al límite de edad de los 45 años”.

“Por eso nosotros trabajamos para cambiar esos perfiles, porque hay otros niños y niñas que necesitan la mediad de la adopción”, concluye.

La barrera del COVID

La pandemia también supuso un parón importante en este ámbito, “sobre todo para las familias que quieren empezar”.

Manaia tuvo que paralizar casi toda su actividad, en la que las reuniones informativas eran clave en la orientación de los futuros adoptantes. Las reorientó a través de sesiones “on line”, como la que celebró ayer para el grupo de familias con adolescentes adoptados o en acogida en colaboración con el centro de psicología Paradoxo.

“El COVID nos frenó porque estábamos con un programa que nos permitía ir a las siete grandes ciudades de Galicia y hacer en ellas actividades mensualmente. Cuando nos cortaron la movilidad, nos cayó como un cubo de agua fría y nos frenó durante un mes y pico”, recuerda el coordinador de la asociación.

Este esfuerzo por continuar en activo permitió que bajasen de una media de 80 o 90 actividades al año a las 70 que organizaron y celebraron virtualmente en 2020.

“Este año pretendemos seguir en esta línea”, avanza.

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