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Alivio por la escasa mortandad del marisco tras los temporales

Las mariscadoras regresan ayer de los bancos en Placeres tras la jornada de trabajo. | // RAFA VÁZQUEZ

Tras el desastre observado por los mariscadores de la ría vecina de Arousa en bancos como los de Carril o Rianxo, con una elevada mortandad de marisco como consencuencia de las intensas lluvias y las crecidas de los ríos, en Pontevedra había cierto temor sobre cómo iban a afectar los últimos temporales de la lluvia al marisco del fondo de la ría.

A inicios de febrero, cuando se comenzaron a observar los primeros síntomas de mortandad y una importante caída de la salinidad, las cofradías pontevedresas optaron por un parón de la actividad como medida preventiva para no incrementar más la posible mortalidad entre los bivalvos. Ahora se ve, con cierto alivio, que la medida pudo haber ayudado, y mucho, a contener las pérdidas.

Así lo explicaba ayer, por ejemplo, el patrón mayor de la Cofradía de San Telmo de Pontevedra, César Rodríguez, quien insistió en que el cierre de la actividad se adoptó “por prudencia” para evitar que la actividad extractiva pudiera combinarse con mar de fondo y llevar el marisco a zonas menos profundas en las que la mortandad hubiera sido mucho más elevada.

En las zonas de Combarro la mortandad es "mínima" y en Placeres, un banco más expuesto, es un poco mayor, pero también menor de la esperada

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Tras la vuelta a la actividad el pasado lunes, y tras dos jornadas de trabajo con la de ayer martes, la sensación entre el sector es que gran parte del marisco logró sobrevivir a este descenso de la salinidad por las lluvias y que las pérdidas son mínimas, al menos en los puntos en los que han estado trabajando estos días. César Rodríguez señala que en los bancos de Combarro en los que mariscaron estos días la mortandad “es mínima”.

La situación es peor en los bancos que reciben más directamente el agua dulce que desemboca del Lérez. Es el caso de Placeres, en donde también había temor a una elevada mortandad. La patrona mayor de Lourizán, Carmen Nores, indica, no obstante, que aunque sí se detecta algo de marisco muerto entre las capturas, es mucho menos de lo que esperaban tras semanas de fuertes precipitaciones: “Se nota que el mar está volviendo a coger salinidad y, aunque alguna mortandad sí que se detecta, la mayoría está bien”, indicaba ayer desde el propio banco marisquero de Placeres.

Mariscadoras esperando para pesar sus capturas en Placeres en la jornada de ayer. Rafa Vázquez

Las mariscadoras optaron por faenar en zonas con cierta profundidad, en donde la baja salinidad es menor, de ahí que en la mañana de ayer se las pudiera ver trabajando casi con agua hasta la cintura para poder extraer el marisco.

Buenos precios

La vuelta a la actividad tras semana y media de parón tuvo además una segunda buena noticia que fueron los buenos precios que registró el marisco en lonja. Así, por ejemplo, la almeja japónica de categoría “B” se pagó en Campelo a cerca de 11 euros el kilo, la “A” llegó a 11,50 y la “extra” a 12,30 euros el kilo.

Es decir, un precio bastante elevado si se tiene en cuenta que en el mismo mes del año anterior estas mismas categorías de almeja estaban siendo subastadas a precios que rondaban los seis o siete euros el kilo. Lo que supone casi duplicar el precio que se pagaba a estas mismas alturas el pasado año.

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