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El virus impulsa el reparto a pedaladas

Adrián Vázquez, impulsor de Pedaleando, en su bicicleta de reparto. | // GUSTAVO SANTOS

Adrián Vázquez lleva siete años pedaleando en su bicicleta a lo largo y ancho de Pontevedra para hacer llegar a sus destinos todo tipo de paquetes. En el 2013, antes de que empresas como Glovo pusiesen de moda los conocidos ‘riders’, creó una empresa pionera en Galicia: Ecomensajería Pedaleando. Detrás del proyecto se esconde una filosofía que, lejos de pasar de moda, está a la orden del día como es el respeto al medio ambiente en los desplazamientos. No es circunstancial que naciese en una ciudad con un modelo urbano que deja de lado al coche, aunque este emprendedor confiesa que la idea nació por su pasión por la bici. Entonces, cuenta, lo tacharon de “loco”, pero tras el incremento del comercio online y del reparto a domicilio a raíz de la pandemia cada vez más empresas de mensajería tradicional o empresas locales se interesan por su servicio.

“Al principio fue complicado, nuestra cultura no está acostumbrada a este tipo de negocios. Ahora es más común y desde la pandemia hay más gente que nos llamó. Aunque la tendencia ya era la de crecer con la llegada de la venta online, desde el COVID-19 habremos crecido un 20% en a nivel local”, explica Vázquez, quien con la consolidación de su proyecto asegura que llega cada vez a más tipos de clientes “Nosotros nos dedicamos inicialmente al servicio de última milla, hacemos el reparto en bicicleta de empresas tradicionales de mensajería. Aquí notamos mucho que aumentó la carga de trabajo, se nota que con la pandemia llegan muchos más paquetes por el comercio online”, apunta.

En los últimos meses, Vázquez ha sido testigo de un mayor y diverso interés en Pontevedra por la ecomensajería frente a un reparto tradicional. “Hace un par de días nos llamaron de una tienda para recogerles en casa de un cliente una prenda de ropa que se había llevado con la alarma puesta. También suelen llamarnos para llevar pasteles por cumpleaños, o ramos de rosas. Nos ocupamos de servicios que empresas tradicionales no suelen hacer”, ejemplifica. Una misión que con el confinamiento ganó importancia. “Por el Día de la Madre nos pidió echar una mano una floristería. Aún estábamos confinados y la gente no podía salir para llevar un ramo de flores a su madre o abuela. Mucha gente te recibía con una sonrisa”, recuerda.

Vázquez realizando un reparto en la zona comercial de la ciudad. GUSTAVO SANTOS

Más allá de pasteles y flores, lo normal es que los rides de Pedaleando carguen unos 30 o 40 kilos de media en cada viaje, si bien sus bicicletas pueden soportar hasta 210, peso del ciclista incluido. Entre reparto y reparto, los repartidores pontevedreses más ecológicos se suelen hacerse cada jornada unos 30 kilómetros, circulando solo por Pontevedra. Aunque depende de la época, ya que en algunas señalas como el Black Friday, las Navidades o las rebajas se incrementa la carga de trabajo y pueden llegar a hacer hasta 50.

Una alternativa al tráfico pesado en el casco histórico

Con miles de sus kilómetros pedaleados a sus espaldas, Vázquez afirma que parte del éxito de su iniciativa de mensajería sostenible viene del propio modelo de ciudad, que “favorece” este tipo de desplazamientos. En la Boa Vila pesa un histórico bando municipal, con fecha del 1.999, que limita la entrada en el casco histórico de vehículos en aras de favorecer su peatonalización. Se trata de una limitación que tan solo residentes y furgonetas de reparto pueden saltarse, si bien en el caso de los segundos su entrada a la zona monumental está sujeta a estrictos horarios. Vázquez considera que un modelo de reparto sostenible como en bici debería ser “la apuesta de la mensajería tradicional”. “Las furgonetas tienen horarios limitados y con la bicicleta u otros vehículos no contaminantes es más fácil poder entrar y llevar a cabo el reparto. La apuesta de futuro del sector creo que debería pasar por aquí”, concluye.

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