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Con 75 años y superó el virus sin pasar por el hospital: “Ya casi soy yo”

José Pereira, de 75 años, lee el periódico en su habitación. | // C.R.

Con unos síntomas bastante comunes pero consecuencias muy diferentes según la persona, el COVID ha demostrado ser una enfermedad bastante impredecible. La edad, un factor de riesgo muy habitual, a veces sortea la gravedad y se han dado casos de mayores que pasan mejor la infección que personas jóvenes.

No es lo habitual, pero así le ha ocurrido a José Pereira, de 75 años y usuario de la residencia “Caser Pontevedra” en Vilaboa. El centro registró siete fallecidos en la segunda ola de la pandemia, entre diciembre y enero, aunque, afortunadamente, fueron muchos más los ancianos que superaron el virus con éxito.

Pereira todavía arrastra signos de cansancio, pero celebra haber pasado la enfermedad sin hospitalización y estar ya en pleno proceso de vacunación.

Le comunicaron su positivo a los cuatro o cinco días de encontrarse en la zona de aislamiento de la residencia, en la que había varios casos de coronavirus en el mes de diciembre.

Los síntomas que presentaba eran cansancio, de hecho, “estaba muy cansado”, y, además, había alimentos que aborrecía y no era capaz ni de ver delante. Curiosamente, “estaba de peor humor”.

Pero todo fue bien y no necesitó hospitalización, una cuestión que cualquier paciente firmaría ya si le diesen la oportunidad. “Estuve en todo momento en mi habitación”, celebra José Pereira, un ávido lector, también de prensa, al que también le gusta mucho escuchar la radio diariamente.

Síntomas livianos

Y, por si fuera poco, los síntomas en él fueron bastante livianos. “No tuve fiebre en ningún momento, ni vómitos. Esto hizo que me sintiera mejor más rápido, ya que solo tuve malestar general”, resume.

Quizá todo ello influyó en que no se sintiese asustado. “No, por supuesto que no”, dice seguro. “Yo esto ya lo veía venir porque compartí habitación con un residente que después dio positivo en coronavirus. Me lo trasladó por contacto directo. Así que yo ya me fui mentalizando”, resume.

Y su tranquilidad fue también la de su familia. Ellos lo llevaron “con mucha resignación”. “Es una cosa que tienes que pasar y como yo, afortunadamente toco madera, me encontraba animado, aunque cansado, ellos estaban tranquilos. Me comunicaba con ellos por llamadas o videollamadas para poder verlos, así estábamos en contacto, les sentí en todo momento cerca”, asegura.

Pese a que la enfermedad apenas se cebó con él, todavía acusa “un poco de cansancio, pero muy leve”. “No estoy recuperado del todo, pero ya casi soy yo”, dice con una sonrisa de oreja a oreja.

Lo más duro de la enfermedad, además de perder a compañeros de la residencia que no tuvieron tanta suerte como él con el COVID, tuvo que ver más con su estado anímico que físico. “Lo que me pareció más duro fue el estar cambiando de habitación. Pasar de mi habitación a zona de aislamiento preventivo y después a zona Covid. Por el tema de estar separado, sin tener contacto”, manifiesta.

Ahora José Pereira ya ha recibido la primera dosis de la vacuna. “Me sentí bien, los dos primeros días un poco cansado y ya después bien. Y sin fiebre que eso me alivió un montón”, confiesa.

“La vacuna es una defensa, entonces es importante que la gente se la ponga. Es voluntaria, sí, es cierto, pero una vez que te la pones te proteges”, concluye este hombre que, por su parte, ya ha ganado la batalla al COVID.

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