Cuando Cesáreo Mosquera se autodesignó mandamás del Museo Provincial, casi nadie entendió su deseo repentino de ponerse al frente de una institución señera, que nunca había suscitado su más mínimo interés. En román paladino, le importó un pito hasta entonces; las cosas por su nombre.
Ahora sabemos bien que el sempiterno diputado provincial tenía un plan definido, según el cual ni la madre que la parió va a conocer a dicha institución cuando abandone su cargo. Él mismo acaba de declarar que el Museo tiene “una potencialidad enorme”, sin que dicha afirmación se enmarque en un contexto de reconocimiento a sus notables antecesores. Más bien todo lo contrario.
Dentro de ese plan endiablado estuvo la nominación de Castelao para el Sexto Edificio. Y el destino puso ahora mucho de su parte con la reciente compra del Álbum Nós, tras una feliz y sorprendente localización. La ocasión la pintan calva, y eso hizo Mosquera: aprovechar el momento idóneo para dar un golpe de mano con el mayor sigilo para no chafar su acariciado propósito.
Bien estaría saber cuánto tiempo dedicaron para aprobar un asunto tan relevante los miembros del Consello Asesor del Museo y, sobre todo, conocer qué criterios barajaron al respecto para considerar que Castelao, y ninguna otra, era la personalidad idónea.
Desde su inauguración, Rafael Louzán pudo haber bautizado al Sexto Edificio de la forma que quisiera. De hecho, llegó a comprometer en público el nombre de Filgueira; pero luego se retractó y dijo “diego” donde había dicho “digo”. Y la diputada-delegada Ana Isabel Vázquez prefirió enterrar el asunto; ella sabrá sus razones, que ahora la dejan en un mal lugar por tal dejación.
Por supuesto que la figura de Castelao no está en discusión; ni tampoco la riqueza única de su fondo artístico, que custodia el Museo Provincial. Pero si de valorar se trata el papel jugado en la fundación misma y el posterior desarrollo de dicha institución, muy por delante están otras figuras: de Sánchez Cantón a Filgueira Valverde, pasando por Daniel de la Sota; por cierto, reconocido éste por el propio Castelao en vida. Además, ninguna nominación de los otros cinco edificios se hizo de esta forma cesarista, nunca mejor dicho.
El Meollo de la cuestión está en saber que piensan los PTVs sobre la elección del insigne artista para nominar al Sexto Edificio por obra y gracia de Mosquera; y al mismo tiempo, vislumbrar si al igual que está ocurriendo con los cambios de los nombres de las calles, eso mismo podría suceder algún día con el Edificio Castelao del Museo Provincial.
