El Auditorio de Marín da un paso más en su proyecto constructivo. La empresa NAOS, que resultó adjudicataria del proyecto, presentó ya el documento final que regirá la construcción de un centro socio cultural adaptado a las necesidades de la villa con capacidad para 550 butacas. Ahora, se inicia su tramitación, así como la del estudio detalle asociado. El presupuesto de la obra asciende a 4 millones.

Este edificio supondrá un gran cambio en la fachada litoral de la localidad y la oportunidad de aflorar la ya activa vida cultural de la villa marinense. Según explicó el arquitecto, el diseño del edificio está pensando como “un gran espacio que de continuidad visual entre el edificio, el entorno y el mar”.

La empresa presentó este proyecto final a los miembros de la Corporación municipal. La inspiración de la empresa deriva en las distintas alturas y perspectivas que se presentan en los barrios típicos de la orografía. “Cada esquina del edificio se percibe de manera diferente”, explicó el técnico, consiguiendo un acabado más atractivo, dinámico y de enorme integración paisajística.

La parte más voluminosa del inmueble será la más cercana a la barrera visual del Puerto y en distintos puntos de la cubierta, por las grandes cristaleras entrará luz natural que impactará directamente en el vestíbulo.

Precisamente este vestíbulo quiere ser “una especie de plaza pública, pero cubierta”, explica la empresa, que considera que todo el espacio puede ser aprovechado en su totalidad de manera diáfana, con distintas actividades simultáneas y que puedan sentirse acogidas en las distintas aulas que existen.

Además, para casos de menor aforo, el patio de butacas contempla una partición con cortinaje que permite habilitar únicamente la mitad de las butacas, para actos con taquillas más pequeñas que permitan hacer más acogedoras determinadas representaciones.

Público también al aire libre

Otra de las grandes novedades e innovaciones que ofrecerá el Auditorio de Marín es la posibilidad de la apertura de un graderío exterior desde el que se pueda ver el escenario.

Además, las grandes cristaleras de las partes del hall y de algunas de las salas permitirán una unión visual entre la actividad interior del edificio y la vida de fuera.

“Es una infraestructura muy abierta y funcional”, aseguró el arquitecto.