La Asociación Juan XXIII reactivó ayer su actividad en los Centros de Adultos de Pontevedra y Cangas tras recibir la autorización de la Xunta de Galicia. Cabe destacar que el gobierno gallego permite, desde ayer 15 de julio, la reapertura de los centros de día, así como ocupacionales y este tipo de instalaciones en Galicia tras el cumplimiento de ciertas obligaciones.

En el caso de Juan XXIII, (que cuenta con centros de día y ocupacionales) esta aprobación fue concedida tras verificar su Plan de Reactivación para la prevención del contagio del virus COVID-19, la asistencia a actividades formativas de varios profesionales y la provisión tanto de Equipos de Protección Individual como de material sanitario e higiene (mascarillas, termómetros, entre otros) al centro.

Desde hace un mes, la entidad ya venía prestando servicios de forma presencial con cita previa de fisioterapia, terapia ocupacional, atención psicológica y mantenimiento cognitivo, a la vez que se ofrecían apoyos a través de videoconferencias o de forma telefónica, según indican.

Hacia la normalización

Según explican desde la entidad, esta reapertura supone un paso más en la normalización de los servicios que se realizará de forma gradual, dinámica y flexible, con el fin de garantizar las condiciones higiénico-sanitarias de todas las personas y limitar la expansión del virus.

Este proceso se hará en tres etapas, cada una de ellas con 15 días de duración. En la fase inicial prevista para esta segunda quincena de julio habrá un 50% de ocupación, es decir, con la asistencia de aproximadamente 90 personas con discapacidad intelectual. Las siguientes etapas se llevarán a cabo a partir de septiembre, puesto que el mes de agosto tradicionalmente es de vacaciones, de modo que la etapa 2 comenzará a partir del día 1 con un 75% del aforo y un último período después del día 15 de ese mismo mes ya con un 100% de ocupación.

Es importante destacar que desde que se decretó el estado de alarma, tanto las personas con discapacidad intelectual como las familias se sintieron acompañadas en todo momento gracias al programa de seguimiento y asesoramiento que se adaptó a las extraordinarias circunstancias del momento.

Unidades "burbuja"

Actualmente, la Asociación cuenta con un Plan de Acción muy estricto que ha supuesto la reorganización de las actividades, estableciendo "unidades burbuja" con el objetivo de minimizar la interacción entre las personas usuarias y los profesionales para reducir riesgos en el supuesto caso que se produzca algún brote.

Además, la entidad ha adoptado otras medidas de seguridad que han implicado la adecuación de los espacios, desarrollado actividades formativas, adquisición de material de protección, elaboración de protocolos de actuación y refuerzo de las labores de limpieza y desinfección.

Desde la Asociación Juan XXIII esperan que, de esta forma, se pueda "garantizar la prestación de servicios de forma segura y reafirmar nuestro compromiso de mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual y de sus familias".

Cabe destacar que los centros de día de atención a personas con alguna discapacidad o para mayores pueden abrir desde ayer pero siempre con autorización previa del área sanitaria tras comprobar que han elaborado un Plan de Reactivación que incluye todas estas medidas preventivas.

En el caso de las personas mayores, entidades como Afapo, por ejemplo, han detectado un importante deterioro en las capacidades cognitivas y físicas de sus usuarios tras el confinamiento a pesar del trabajo realizado por las familias o el seguimiento de las asociaciones.