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Padres, profesionales y profes a la vez

Familias numerosas cuentan su experiencia tras una semana de confinamiento: nuevas rutinas, más tiempo de calidad con los niños y también dificultades para conciliar

La familia formada por Verónica Álvarez, Matías Duarte y sus cuatro hijos. // Gustavo Santos

Padres, trabajadores y profesores a un tiempo. Y encerrados. A muchas parejas, y especialmente si encabezan una familia numerosa, la cuarentena se les está haciendo "más cuesta arriba que los días malos de trabajo", lamenta uno de los profesionales que cumplía ayer una semana de confinamiento en familia. Son trabajadores que en general hacen un balance irregular: positivo por compartir más horas de tiempo de calidad, negativo porque a veces los pequeños llegan a la histeria (la impertinencia es patrimonio de los adolescentes) y en todo este escenario cumplir las exigencias laborales parece un imposible.

"De momento lo vamos llevando bien; los niños están con mi mujer en casa y yo en el trabajo", explica Fernando Castro, "el problema es que mi mujer no puede trabajar". Les resulta relativamente mantener la rutina "porque del colegio les están mandando por internet trabajos para hacer, están entretenidos, y por la tarde juegan un poco".

Fernando y su mujer, Enma Riveiro, son padres de dos niñas de 6 años, Marta y Sara, y de Pablo, de 9 años. Residen en una casa y como varias familias numerosas consultadas ayer por FARO creen que disponer de espacios amplios está siendo una gran ventaja para sobrellevar la crisis.

En su caso cada niño dispone, por ejemplo, de una habitación. "No es lo mismo estar encerrado entre cuatro paredes que nosotros que el día del Padre pudimos estar lavando el coche y jugando", explica, "al final (la casa) supone un gran respiro".

Los pequeños entienden "a su modo" el confinamiento. "Son pequeños y lo llevan bien, no supone tanto problema que en chicos de 15 o 16 años, que ya están más acostumbrados a salir y a conectar con gente. Tengo amigos con hijos adolescentes y ya lo llevan peor, mientras que los que son más niños se entretienen más con juegos, la tablet?".

También María del Mar, vecina de Cerponzóns y madre de cuatro niños y adultos jóvenes entre 7 y 25 años, incide en que el confinamiento "al vivir en una casa siempre es mejor que estar en un piso, por lo menos puedes salir a la finca y no es como estar encerrado dentro de casa, puedes respirar aire fresco".

A propósito de si las familias con adolescentes lo llevan peor, explica que "depende de la educación de los hijos, los míos no están acostumbrados a estar en la calle todos los días, a salir con los amigos, y entonces lo llevan bien. Pienso que los que viven en el centro lo llevan peor, estos lo llevan bien, juegan unos con otros e incluso ahora tienen más tiempo para juegos de mesa y otros como fútbol, brilé, baloncesto...".

A mayores está la rutina, que todos los padres coinciden en que es importante conservar: los mayores con horarios de estudio y los bebés con actividades semejantes a las que solían hacer.

Temen que la situación se prolongue y tense más el ambiente familiar, que ya se ha visto muy alterado. En el caso de Verónica Álvarez "nuestro día a día ha cambiado mucho, solemos pasar todas las tardes juntos haciendo actividades fuera, siempre con los niños; así que ahora es como un fin de semana constante".

Con Matías Duarte forma una joven pareja con cuatro niños pequeños. La mayor, Micaela, tiene 6 años y le siguen Valeria con 4, Ezequiel con 2 y Esther, que esta semana cumplió 3 meses. "Ellos tienen sus rutinas del cole, de salir por la tarde, el fin de semana como somos cristianos evangélicos vamos a la iglesia, y con esto también el domingo es distinto... Lo notan mucho, pero están tranquilos".

Día a día, explica la madre, "vamos buscando actividades: esta semana hicimos baile, intentamos hacer ejercicio, por ejemplo cuando están estresados los pongo a correr porque necesitan moverse y llega un punto en que los veo nerviosos". La mayoría de los padres lleva una semana haciendo equilibrios para combinar trabajo y atención, pero también valoran un tiempo de calidad con los niños. Éstos, a su vez, no tienen ninguna duda: aún sin ir al parque, como en casa con papá y mamá, en ningún lado.

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