A finales de diciembre de 2016, la Consellería de Infraestrutura e Mobilidade anunciaba que presentaría al Concello de Pontevedra los distintos trazados de la futura variante de Alba, con el objetivo de que el Gobierno local valorara cuál sería la mejor opción a ejecutar. De aquella, las previsiones que manejaba la Xunta de Galicia para la aprobación del diseño del nuevo vial de la PO-225 se fijaban en el primer trimestre de 2017, la licitación del proyecto en el segundo y el inicio de la obra en 2018.

A principios de 2017, la Administración autonómica remitió al Concello cuatro alternativas para la variante y destacaba una, por la que se decantaban, que era la más corta de todas ellas. Al Concello, a pesar de que no era el trazado contemplado inicialmente, no le disgustó la opción, dado que tenía un menor impacto sobre el río Rons aunque tenga que salvar una mayor pendiente.

Fue en aquel momento cuando el Gobierno local de Pontevedra formuló diversas sugerencias y cambios en el diseño original que incidían sobre todo en la "innecesariedad" de aplicar cuatro carriles en la carretera de Vilgarcía.

En octubre de 2017, la Xunta tuvo que realizar una modificación parcial en la propuesta por exigencias del Ministerio de Fomento. Después de haber planteado al menos dos trazados para la futura variante de Alba, se afrontaba así el diseño de un tercer recorrido en el que, en aquella ocasión contaría con el "consenso vecinal".

En abril de 2018, la Xunta licitaba la redacción del nuevo trazado a la empresa Ciese por 188.000 euros y anunciaba que las obras darían comienzo en 2019. Llegado el mes de octubre, la Consellería explicaba que había exigencias de Fomento sin resolver y, por lo tanto, el proyecto definitivo no estaría listo hasta el año 2019.

En este ejercicio se expuso al público un nuevo diseño del trazado de la variante de Alba que, tras el período de alegaciones, parece que tampoco será el definitivo.