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Medianeras que afean el entorno de la Peregrina. // R. Vázquez

El meollo

Las medianeras de la Peregrina

De aquellas aguas vinieron luego estos lodos...

El feísmo que caracteriza a las medianeras o traseras de la Peregrina procede de su pecado original; o sea, de una licencia otorgada alegremente por el Ayuntamiento a finales de los años 60, que es tanto como decir mal dada. La Comisión Permanente no tuvo en consideración la negativa incidencia sobre el santuario del edificio promovido por la familia Losada en la esquina de Daniel de la Sota con Benito Corbal, y cuando se percató del desaguisado ya era demasiado tarde. Su intento de rectificar el mal y exigir un tratamiento de fachada y otras medidas complementarias en su parte posterior para tapar sus vergüenzas, chocó contra una oposición frontal del arquitecto de la edificación, que tenía la obra casi terminada y se agarró al permiso inicial recibido como a un clavo ardiendo. No hubo arreglo y la corporación municipal tiró la toalla. De aquellas aguas vinieron luego estos lodos...

Desde entonces, varios fueron los intentos por tapar de algún modo las traseras o medianeras de la Peregrina; propósitos que no pasaron de buenos deseos y poco más. Hasta que Teresa Casal al mando de la concejalía de Urbanismo, convocó un concurso de ideas para resolver el problema. "Camaleón" se llamó el proyecto ganador, a base de una gran cortina de listones de pino que cubrirían por completo todas esas vergüenzas.

Un jurado supuestamente competente solo vio ventajas en aquella propuesta. Sin embargo, su ejecución nunca se llevó a cabo por razones desconocidas. Es cierto que acabó un mandato en el Ayuntamiento y que empezó otro nuevo. Teresa Casal causó baja en la nueva corporación, pero BNG y PSOE repitieron su pacto de gobierno. De modo que no acometieron el proyecto porque no quisieron, porque la propuesta no pareció después tan viable como antes, o por algún otro motivo protegido por el secreto del sumario.

Ahora, el nuevo concejal de Urbanismo, Xaquín Moreda, saca a pasear otra vez este asunto dentro de un plan contra el feísmo en el centro de la ciudad marca BNG, que llama la atención por su ingenuidad y bonhomía.

El Meollo de la cuestión está en vislumbrar si medio siglo después de aquella gran torpeza, por no pensar en algo peor, existe alguna posibilidad de encontrar una solución a las medianeras o traseras de la Peregrina, que resulte económicamente asumible y urbanísticamente viable, dos condiciones sine qua non para su luz verde.

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