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Sandra Pérez, en el balcón del paseo de Silgar. // Gustavo Santos

Sandra Pérez - Víctima de un grave siniestro de coche en 2007

"Un accidente es algo que no se supera nunca"

Sufrió un siniestro que falleció su mejor amiga y que a ella le generó secuelas físicas de por vida

Hay fechas que no se olvidan jamás. A Sandra Pérez, vecina de Sanxenxo de 30 años, la del 7 de enero de 2007 se le ha quedado grabada en la memoria de por vida. Ese día, ella y su amiga Noelia, todavía unas adolescentes estudiantes de segundo de Bachillerato e íntimas como hermanas, sufrieron un siniestro de tráfico que le costó la vida a la segunda. Una pérdida que la superviviente ha logrado superar solo en parte, ya que, tal y como asegura a FARO, "un accidente es algo que te acompaña siempre; es una lucha que nunca va a tener un fin".

El coche era conducido por el que había sido pareja de la fallecida hasta entonces. Las circunstancias que rodearon el accidente fueron, en los momentos previos a la colisión, muy desagradables, en palabras de Sandra Pérez, y marcados por la agresividad del conductor en el manejo del vehículo y el pánico sentido por las dos mujeres ante tal temeridad. El exceso de velocidad, en este caso, no pudo tener peor final, ya que el coche se fue contra el muro de una casa en Portonovo con el fatal resultado de una muerta y dos heridos, su amiga y el propio piloto.

"Cuando me desperté en el coche, pensé que me había quedado dormida y no entendía qué hacía allí. Fue cuando vinieron los Bomberos a excarcelarnos cuando me di cuenta de qué había ocurrido", recuerda.

Sus lesiones fueron graves y le afectaron a diversas partes del cuerpo, las peores en la pelvis, que le quedó completamente destrozada, y los brazos. También le originó un edema pulmonar, que obligó a su ingreso en la UCI bajo observación, y una lesión en el colon.

Fueron meses de ingreso en el Hospital Montecelo y varias operaciones, entre ellas una al año siguiente en la que le colocaron una prótesis en la cadera. "Solo puedo decir maravillas de como me trataron en Montecelo", reconoce.

Con el tiempo, le reconocieron una minusvalía del 33%, pero no hay dolor en ninguna parte de su cuerpo comparable al de haber perdido a su amiga. "Ese año íbamos a empezar en la facultad. Ella iba a hacer Psicología y yo Derecho. Cuando me comunicaron en el hospital, después de salir de la UCI, que ella había fallecido en el propio accidente me quedé en shock. No era capaz ni de llorar. Esa noche sí lo hice y no era capaz de parar. Lo peor era no haber podido despedirme", confiesa.

Dolor insuperable

"Esto no se supera nunca. El alivio que me quedó es que puedo contar lo que pasó y que viví junto a ella sus últimos momentos", se consuela.

La joven sanxenxina asegura que sí sufrió un síndrome postraumático, pero no depresión. "No me sentí desgraciada porque yo era una afortunada por seguir viva, había tenido una oportunidad que ella no tuvo", manifiesta.

Lo peor de todo fue que, afirma, por parte del conductor "nunca hubo una actitud de perdón". "Eso fue lo más doloroso", apostilla.

Tras cerca de dos años se celebró el juicio, generado por dos denuncias, la presentada por Sandra Pérez y la de la familia de su amiga. El joven fue condenado por un delito de homicidio por imprudencia y lesiones graves e ingresó en prisión por un tiempo.

El mensaje que Sandra Pérez quiere transmitir a todas aquellas personas que se comportan con imprudencia al volante es que "todo el mundo tiene a alguien en la carretera; todos estamos en la carretera".

"Cada vez que tú coges el coche después de haber bebido o tomado drogas, o te excedes en la velocidad, deberías tenerlo en cuenta. Igual que hay gente que no está capacitada para la patria potestad de sus hijos, también los hay que no están capacitado para conducir", asevera rotunda.

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