Los pasajeros que en 1986 querían desplazarse en tren entre Madrid y Vigo podían hacerlo a bordo de convoyes Talgo que tardaban ocho horas y 14 minutos en recorrer la distancia entre ambas ciudades. Hoy el servicio ferroviario más rápido entre la capital y Guixar, los conocidos como Alvia, se demoran un mínimo de seis horas y seis minutos. El recorte de tiempos a lo largo de las últimas tres décadas apenas ha llegado a los 120 minutos, muy lejos de los anotados por otras grandes urbes españolas. Barcelona, por ejemplo, que ha visto cómo se ponía en funcionamiento el AVE con Madrid, pasó de un trayecto de siete horas y 21 minutos a mediados de la década de 1980 a las dos horas y media actuales. Algo similar pasó con Valencia: de las cuatro horas y 32 minutos de 1986 bajó a las menos de dos horas vigentes.

La conexión de alta velocidad entre Vigo y Madrid es una reclamación histórica del área, que exige un enlace directo sin tener que dar un rodeo por Santiago -el tramo Compostela-Ourense está ya modernizado, a diferencia del Vigo-Ourense-. La variante de Cerdedo que lo haría posible todavía encara sin embargo su estudio hidrológico, que durará 36 meses.

Al tren entre Vigo y Oporto le cuesta arrancar. A pesar de que hace seis años, cuando se estrenaron algunas mejoras en la línea y la denominación comercial de Tren Celta, Fomento se marcaba la meta de que en 2016 ambas ciudades estuviesen conectadas en 90 minutos, la realidad, a 2019, es que los convoyes siguen tardando 142 minutos en desplazarse entre Guixar y la terminal lusa de Campanha. Un coche particular tarda 100 minutos en trasladarse entre Vigo y la metrópoli portuense.

La falta de tiempos competitivos afecta también a las conexiones entre Guixar y la frontera lusa. El tren de Media Distancia que comunica con Tui mueve -según datos de Fomento- una medida de 50 pasajeros diarios, bastante por debajo de los 188 viajeros que por término medio anota cada jornada en trenes Media Distancia en el corredor Vigo-Ourense-Ponferrada.

Prueba del potencial del corredor Vigo-Oporto es que una empresa privada, Arriva, filial del gigante alemán Deutsche Bahn, plantea operar un tren privado que arranque desde A Coruña. La CNMC le ha dado ya su visto bueno mientras España y Portugal avanzan en la mejora de la infraestructura ferroviaria a ambos lados del río Miño.