El loro Ravachol, emblema del Carnaval pontevedrés, volvió ayer a su ciudad y lo hizo disfrazado de árbol de Navidad lleno de luces. El objetivo: "Iluminar este Entroido con toda a luz que faltou no Nadal, con todas as súas plumas reflectindo festa, dando quente nestes días de frío e solucionando os graves problemas que padecimos nesta cidade no último Nadal por culpa dun alcalde aforrica".

Mabel Simal, de la Irmandade do Ravachol, trasladó a los numerosos pontevedreses que se dieron cita en la presentación de Ravachol los deseos del loro de que gocen de la fiesta, olviden las penas "a fame do corpo e das ánimas pra encher a nosa cidade de ledicia, festa e diversión. Así que xa o sabedes: Lores, Lores... o barato sae caro. Xa está eiquí o loro. Xa chegou Ravachol".

La Asociación Recreativa de Xeve ha sido por décimo cuarto año la encargada de elaborar el emblema del Carnaval. Siete de sus integrantes trabajaron durante dos meses para confeccionar el loro, que repite medidas: 2,40 de alto por 3,20 desde la cola al pico.

Tras realizar la estructura de madera, la elaboración continúa con un largo proceso que incluye darle forma con malla de gallinero y rellenarlo con viruta. Sobre esta forma se monta una capa de tela y sobre ella el acabado final, en este caso 500 plumas a las que se suma el plumón de decenas de boas.

Vestidos con trajes de época, los integrantes de la Irmandade do Ravachol acompañaron un año más el debut del loro, que tuvo lugar ante la recreación de la botica en la que vivió a principios del siglo XX, una estructura efímera que este año cambia de emplazamiento dentro de la plaza de A Peregrina para evitar las obras que se llevan a cabo en un edificio.

Mabel Simal recordó que el 27 de enero de 1913, un lunes de Carnaval como el de ayer, los pontevedreses conocieron la noticia del fallecimiento del querido loro Ravachol y vecinos de todas las edades participaron en unas honras fúnebres multitudinarias "e deixaron para a historia unha agarimosa lembraza que hoxe aínda perdura".

En adelante Ravachol "non se resistiu a desaparecer da visa social" de Pontevedra y vuelve cada carnaval, siempre en su estilo "pícaro, burlón e irreverente, llega alegre pero crítico".

Y con este espíritu presidirá en adelante las principales citas del Entroido capitalino, una fiesta en la que ayer también tuvieron espacio los más pequeños de la casa.

El Casino Mercantil fue escenario durante todo el día del cuarto campamento urbano Entroido Pirata y durante la tarde la Casa da Luz numerosos pequeños se sumaron al taller de juegos y disfraces, en el que pudieron pintar, improvisar trajes y actividades etc.