El pontevedrés Antonio Gálvez lleva 38 años trabajando como taxista. Desde hace un año tiene un Toyota Auris híbrido puro. "¿Sabes como le llaman? Coche asesino o mata palomas", bromea.

Su parada se encuentra en la Calle Sierra, la de la Plaza de Abastos. En esa zona el hecho de que un coche sea silencioso, algo que la ciudad en general agradece, implica que su conductor debe ser todavía más precavido con los peatones, que no lo escucharán llegar, de ahí los nombres que se le han adjudicado a los híbridos.

Decidió comprar este tipo de vehículo porque tenía que adquirir otro para casa. "Fue algo circunstancial; mi mujer se quedó con el otro y yo compré este de segunda mano a muy buen precio, aunque estaba nuevo", resume.

"Para una ciudad como Pontevedra con límite de velocidad de 30 kilómetros por hora es el coche perfecto", reconoce.

El suyo tiene también motor de gasolina, el que utiliza para los viajes más largos. Apunta que tampoco nota mucho ahorro de combustible respecto al anterior coche. "Pero bueno, en nuestro caso, que andamos muchos kilómetros al día, eso es normal, no es el mismo caso de un particular", concluye.