El atraco del pasado noviembre que le costó la vida a la policía nacional Vanessa Lage y ocasionó heridas graves al subinspector Vicente Alló evidenció una problemática que a día de hoy parece que sigue siendo una asignatura pendiente: la de los chalecos antibalas. La agente fallecida no llevaba esta prenda de protección, motivando el trágico suceso que se agilizase la asignación de estos elementos a los efectivos que patrullan en las calles. Pero los chalecos que se están entregando a las mujeres policías se han topado con un obstáculo. Y éste, según denuncian los sindicatos policiales, es que no existen modelos específicamente femeninos, lo que está provocando que agentes estén devolviendo las prendas que les facilitaron al no adaptarse al cuerpo de las mujeres, lo que provoca que sean incómodos e inoperativos.

"No hay chalecos para mujeres, los que se están repartiendo son los mismos que los masculinos a los que se les ha hecho un simple apaño; se intenta cerrar en falso esta crisis", denuncia Agustín Vigo, portavoz de la UFP en la provincia de Pontevedra. El problema, denuncian, es que las prendas que se dan a las mujeres tienen el mismo corte y largo que el de los hombres. Y esto provoca dos contratiempos fundamentales. Uno de ellos es que, debido a que el talle de los pantalones de ellas es más alto que el de sus compañeros, el chaleco tropieza con el cinturón, provocando, sobre todo cuando están sentadas, que la prenda se eleve hasta la barbilla, provocando, ejemplifican, "un efecto guillotina". Y el otro problema tiene que ver con la zona del pecho de las mujeres. La solución que se ha buscado para adaptar el chaleco a la anatomía femenina es la de colocar una banda, una especie de cintas de velcro, para ajustar. "Esto produce una gran incomodidad y no son operativos para llevar; las mujeres se quejan de que no les permiten trabajar", concreta la UFP.

Por este motivo este sindicato ha remitido una queja a la Dirección General del Cuerpo Nacional de Policía y en la comisaría de Pontevedra, entre otras, más de una decena de agentes ya han devuelto estas prendas. En la de Vigo también existe malestar, según confirma también el portavoz del SUP en este ciudad, Víctor Vasco, sindicato que también ha exigido formalmente que haya chalecos conformes a la morfología física de ambos sexos. "En el mercado hay chalecos diseñados exclusivamente para mujeres, eso es lo que pedimos", advierte. "Hay policías viguesas que no quieren coger la prenda porque no es cómoda para su labor", concluye.