-Pudo comprarle una casa a su madre, tiene familia... ¿Todavía echa algo de menos?

-Cuando era más niño a lo mejor echaba de menos muchas cosas, pero he creado mi historia, he creado mi propio mundo en el que me siento bien, opté por la vía difícil de buscarme mi camino sin tener que recurrir a nadie, tuve un papel que dijo que era hijo de quien yo decía que era, eso me sobraba porque yo sabía perfectamente de donde venía porque mi madre me lo había contado desde muy pequeño y tal vez eché de menos una imagen paterna que nunca estuvo presente, un papel que ahora me ha tocado vivir a mi, soy padre y es una de las satisfacciones más importantes de mi vida, mis hijos son una bendición que me ha dado el cielo y quizás cuando me preguntan por su abuelo pues a veces no se qué decir, ya son más grandes y cada día tengo menos excusas, pero creo que ellos lo entienden y de hecho el libro creo que va ser un poco el catecismo de ellos, donde van a encontrar su refugio cuando la vida no les vaya bien, un sitio donde aferrarse y pensar que en un momento a su padre tampoco le fueron bien, esa es mi intención... Y si me encontrase a mi padre, quizás solo le diría que estoy aquí y le admiro.

-Un momento especialmente conmovedor de su biografía es cuando relata que esperaba a diario a su padre en un escalón de un portal... ¿Hay cosas que le gustaría olvidar?

-Son cosas que he vivido, vivencias que han ido marcándome y, bueno, verme allí sentado, deseando que un rayo de luz iluminase mi vida, que era muy negra, muy oscura, fue un momento que si algo me ha enseñado es lo importante de la presencia de un padre en todos los momentos en que se pueda estar, para un chiquillo eso es muy importante. Yo no sabía en aquel momento lo que estaba haciendo, era una intuición, una necesidad de mi alma que yo esperase algo allí en aquel portal y sigo esperando, ahora con más madurez, cada vez me hacen falta menos cosas porque ya tengo mi familia y me preocupo más de ser un buen padre, el hecho de ser hijo ya hace tiempo que lo olvidé, trato de ser buen hijo para mi madre, pero lo otro solo lo recuerdo como un momento duro y que como otras cosas de mi vida no se las deseo a nadie.