"Ferreiro foi o máis apaixonado paladín e o seu primeiro director, pero chegou a ela cando estaba xa iniciada e foise antes da súa desaparición". Sabino Torres clarificó de esta forma el papel exacto que Ferreiro jugó en el nacimiento y posterior desarrollo de su mítica colección poética Benito Soto.

Sabino convenció una vez más a Celso Emilio para embarcarse en aquella aventura corsaria junto a Álvarez Negreira, Cuña Novás, Rafael Alonso, Novoa Gil y el propio Sabino Torres. Y Ferreiro se dejó liar encantado.

Del puño de Ferreiro, con aportaciones de Negreira, salió el manifiesto de presentación de la colección para captar suscriptores. La proclama justificaba el nombre elegido como un homenaje de simpatía al pirata de A Moureira, a quien veían como "una especie de Lord Byron injertado en Federico Barbarroja", que no es poco.

Bien sabido es que Celso Emilio compartió con Antonio Blanco Freijeiro la paternidad de Musa Alemá, una traducción al gallego de quince poetas alemanes que se editó en 1951 y que, al fin y a la postre, supuso la puntilla de la colección tras su secuestro administrativo.

El pliego de descargos que escribió el propio Ferreiro al director general de Propaganda, Pedro Rocamora, para evitar la sanción decretada, tuvo más bien un efecto contrario al deseado, y Benito Soto se fue a pique irremediablemente.