Cáritas Interparroquial de Pontevedra realiza hoy una invitación a la solidaridad y a la generosidad. Celebra el día de la Caridad y lo hace en un momento en el que es más necesario que nunca que cada ciudadano aporte su grano de arena para conseguir "una sociedad más humana y justa". Sus trabajadores y voluntarios, a través de las iniciativas que ponen en marcha para ayudar a aquellos más desfavorecidos, están siendo testigos de algunos de los efectos más devastadores de la actual situación económica y lanzan un mensaje de alerta: "las consecuencias de la crisis actúan de forma dramática en las familias y, cada vez más, la pobreza se está volviendo crónica y las personas en situación de exclusión social aumentan de forma alarmante", explica María Jesús Prieto, presidenta de Cáritas Interparroquial.

La memoria anual de esta organización permite realizar una radiografía bastante ajustada de la forma en la que la pobreza se instala ahora con mayor frecuencia en núcleos familiares que se ven en la tesitura de acudir a sus oficinas centrales en Joaquín Costa para pedir ayuda. Personas a las que hace poco no se les pasaba por la cabeza estar en esta tesitura.

Así las cosas, el servicio de atención primaria de Cáritas tuvo que repartir el pasado año alimentos básicos en un total de 245 hogares. En otros 18 dispensó de forma específica alimentos infantiles y el número sigue creciendo en lo que va de año. María Jesús Prieto explica que habitualmente unas 8 familias subsistían con los alimentos que recogían en Caritas. Actualmente, el número de familias que dependen de ellos es ya de unas 40, es decir, se ha multiplicado por cinco.

Gafas o material infantil

La demanda de ayuda a Cáritas se incrementa en todo tipo de artículos de primera necesidad, como es el pago de gafas (9 personas), accesorios de bebé (56 atenciones), obtención de muebles (22 familias), llamadas de teléfono, o el pago de las tasas del Documento Nacional de Identidad o el pasaporte (10 casos). También se repartió material escolar a 19 familias que se facilitó a las parroquias para que los repartieran entre los solicitantes. A esto hay que sumar ayudas para pagos de recibos, alquiler, medicinas..., en todos los casos familias para los que la ayuda es urgente e inaplazable. Eso sí, siempre con los informes previos de los trabajadores sociales o de las propias Cáritas parroquiales que indican que el beneficiario no sólo es merecedor de la ayuda, sino que en muchos casos está en una situación límite.

El ropero es otro de los servicios en el que se han disparado las asistencias. El año pasado se atendió a un total de 1.664 familias. El número es de por sí elevado, pero la presidenta de Cáritas Interparroquial llama la atención sobre el hecho de que se trata de unidades familiares y que hay que tener en cuenta que cada familia se lleva una media de ropa para cuatro personas. Todas ellas son prendas donadas desinteresadamente por ciudadanos pontevedreses.

Otro de los servicios que ofrece Cáritas y en el que se está dejando notar la crisis es el albergue de San Javier. Ubicado en la calle Irlanda de Monte Porreiro, el pasado mes de septiembre, con la llegada del nuevo equipo directivo de Cáritas Interparroquial, se incrementó el número de plazas operativas de 12 a 20. A lo largo del año 2011 disparó su número de usuarios hasta los 706, de los que 121 eran extranjeros. Esto supone una ocupación media de un 51%, pero María Jesús Prieto explica que –desde que se amplió el número de camas y sobre todo en los meses de invierno– son muchas las noches en que las 20 plazas están ocupadas y se cuelga el cartel de completo. De hecho, en más de una ocasión los responsables del albergue se han visto obligados a proporcionar una cena caliente a personas que solicitaban una cama, pero no pudieron darles cobijo por encontrarse todas las camas ya ocupadas.

"Lo más grave es que la pobreza es hoy en día más profunda y observas en ellos que la esperanza para salir adelante es cada vez menor", explica la presidenta de Cáritas. Con todo, este colectivo sigue luchando para evitar que la pobreza siga extendiéndose. Por ejemplo, el año pasado impulsaron iniciativas como un programa de inserción laboral que permitió encontrar empleo a 10 mujeres.

Cuando a María Jesús Prieto se le pregunta qué es lo que más necesitan actualmente en Cáritas, no duda en responder que "manos y dinero", por lo que toda ayuda es bienvenida. Con todo, el número de voluntarios es elevado (más de 35 en la Interparroquial) y no duda en señalar que pese a los tiempos de crisis la solidaridad entre la ciudadanía pontevedresa se incrementa. La cuota de sus socios y los donativos (tanto monetarios, como de alimentos) son los que le permiten hacer frente a este avance de la pobreza.

Más de 1.600 familias acudieron en busca de ropa y calzado el pasado año

El albergue de San Javier permitió dar cobijo el pasado año a 706 personas sin hogar, lo que supuso un total de 3.724 pernoctaciones y una ocupación media de un 51%. Con todo, Prieto explica que el nivel de ocupación se disparó en los últimos meses y que son muchos los días en los que se roza el lleno, sobre todo en invierno. Dispone de 20 camas, vales de farmacia, ropero, lavado de ropa, servicio de duchas (obligatorio para los usuarios), cena y desayuno. La estancia máxima es de 15 días prorrogable por razones médicas, laborales u otras a valorar por los equipos sociales. Está ubicado en la calle Irlanda de Monte Porreiro.

Cáritas también tiene en marcha un programa de acogida a inmigrantes que nació en 2003 con el objetivo de dar respuesta a las problemáticas de extranjeros que llegan a nuestro territorio en condiciones precarias con el objetivo de acogerlos, informarlos y procurar su integración sociolaboral y cultural.

Una parte fundamental de este programa es la vivienda de acogida de inmigrantes para los casos más delicados. Un total de 11 personas (seis hombres y 5 mujeres) pasaron el año pasado por este piso. En la mayor parte de los casos abandonaron la vivienda tras cumplir los objetivos de inserción sociolaboral.

El servicio de ropero funciona los martes y los jueves por la tarde, pero desde octubre también está disponible los miércoles por la tarde. Es atendido exclusivamente por voluntarios. Los ciudadanos interesados en donar ropa pueden hacerlo de lunes a viernes en las oficinas de Cáritas en Joaquín Costa entre las 9 y las 14 horas. Una vez clasificada, la ropa se clasifica y reparte entre la gente que la necesita. El año pasado 1.664 familias solicitó ropa, lo que supone más de 6.000 prendas entregadas, ya que cada núcleo familiar se lleva ropa para una media de 4 personas.