Con solo 31 años y en un convulso momento en el sector, el moañés Rodrigo Currás Torres sorprende con sus propuestas arquitectónicas. Además del proyecto de reforma en Combarro, en el listado de las 50 mejores actuaciones de 2012 también figura otra obra suya para construir un chalé en Cangas.

-El parón en la construcción de vivienda colectiva parece no tener visos próximos de recuperación. ¿El futuro de los arquitectos es la rehabilitación?

-Parece que es la vía más factible ahora mismo. Cosas que arreglar hubo siempre, pero cuando no se valoran se tiran para hacer otras. Es lo que pasó en España desde los años 60, desde que empezamos a ser nuevos ricos. Buena parte del patrimonio lo hemos perdido. Núcleos interesantes se han perdido. En Portugal han conservado mucho más el patrimonio que aquí, supongo que porque en esa época de bonanza tenían menos recursos económicos. Se cargaron muchos menos pueblos que nosotros.

-¿Cree que Combarro salió airoso de ese época de aberración urbanística?

-Obviamente también le afectó, entre los años 70 hasta hace poco. En Combarro hay casas de demasiadas alturas. Pero es un conjunto más o menos bien conservado. El conjunto de los hórreos y las calles de soportales son tan peculiares que aunque haya adefesios no son suficientes para alterar la imagen de lo que vale la pena.