Cinco acusados de formar parte de un grupo que realizó al menos dos secuestros exprés en la comarca de Arousa para exigir a sus víctimas dinero que supuestamente procedía del narcotráfico fueron condenados por la Audiencia de Pontevedra a penas que suman 60 años y 1 mes de prisión.

Entre los acusados se encuentra un vecino de Vigo aunque natural de Lugo, Javier Fernández Herrero, a quien la Audiencia condena por un único hecho, el que padeció en su vivienda de Vilanova el 17 de diciembre de 2009 la familia de Francisco Padín Fernández (conocido como "O Pardillo") y que –según el fallo judicial– está implicado en una causa por narcotráfico y blanqueo por la intervención de 3.500 kilos de cocaína. Fernández Herrero es condenado a 12 años y 1 mes de prisión por varios delitos, entre ellos dos de detención ilegal, uno agravado, al tratarse una de las víctimas de una menor. La misma pena se impone a Clemente Araújo Simón, un vecino de As Neves de 61 años quien, según la sentencia, le facilitó la información al grupo sobre Francisco Padín.

Asimismo, resultan condenados otros dos acusados que supuestamente participaron en dos secuestros "exprés" en la comarca de Arousa. El ya citado en Vilanova y otro de una pareja en esta misma localidad el 13 de septiembre de 2009. Se trata del búlgaro Tsvetomir Tonev Tsankov, a quien se le imponen 17 años y 9 meses de prisión, y el estonio Janek Barnabas, que es condenado a 12 años y 10 meses de prisión. Durante el juicio, ambos explicaron que trabajaban habitualmente como empleados de seguridad de establecimientos en clubes de alterne en la comarca de Pontevedra, ciudad en la que residían. El último de los condenados es el vecino de Moaña Ricardo Domínguez Estévez, únicamente por la detención ilegal y robo de esta pareja en Vilanova en septiembre de 2009.

Según establece la sentencia como hechos probados, Barnabas, Tonev y Domínguez Estévez, el 13 de septiembre de 2009 se dirigieron al garaje del domicilio en el que residía una pareja de jóvenes de Vilanova y golpearon al varón en la cabeza dejándolo inconsciente. A continuación lo introdujeron en el maletero de un coche y llevaron a ambos en un coche a un lugar apartado en donde le exigieron al joven que "les entregase un dinero cuyo paradero creían que debería conocer y que pertenecería a un narcotraficante". Finalmente, "tras un largo interrogatorio" y una búsqueda "infructuosa", los atacantes dejaron en libertad a la pareja transcurridas unas dos horas. La sentencia explica que los tres recibieron una remuneración económica por estos hechos sin que se sepa quien realizó el pago.

Buscaban dinero de la droga

En cuanto al segundo de los secuestros. La sentencia explica que los acusados Clemente Araújo Simón y Javier Fernández Herrero "decidieron conjuntamente apoderarse del dinero que supuestamente estaría en posesión de Francisco Padín Fernández y que éste habría obtenido a través del narcotráfico y que escondería en algún lugar de su domicilio familiar" en Vilanova. Una información que, según el fallo, "obtuvo y suministró Clemente Araújo Simón".

Añade la sentencia que Araújo y Fernández Herrero "decidieron buscar a la gente adecuada para perpetrar su plan". Así, Fernández reclutó a Barnabas, Tonev y a otras cinco personas en Portugal cuya identidad no ha sido confirmada. El 17 de diciembre de 2009 sobre las 9 horas acudieron al domicilio de Padín en Vilanova equipados con "walkie talkies", bridas, cintas de embalar y algunas capuchas. Mientras Barnabas vigilaba en el exterior, Tonev y los cinco desconocidos se encargaron del asalto a la vivienda. Esperaron a la salida de la mujer de Padín y su hija (menor de edad) del domicilio y con el fin de conocer si Francisco Padín estaba en la casa las retuvieron en un vehículo, interrogando a la mujer por espacio de media hora. Tras confirmar que Padín estaba en la vivienda junto con su madre, el grupo entró en la casa con la mujer y la menor y le dijeron a Padín que tenían a su hija en su poder. Después, ataron a toda la familia con las cintas y bridas que llevaban. Separado en una habitación diferente, la sentencia explica que los secuestradores le exigieron a Fernández Padín que les dijera donde escondía el dinero mientras recibía golpes en la cabeza. Mientras, varios miembros del grupo registraban y revolvían la casa buscando el posible botín, llevándose una cadena de oro y otros objetos que no han sido identificados.

Según la sentencia, a la Guardia Civil pronto le pareció que no se trataba de un robo al uso, sino que más bien podría tratarse de un "ajuste de cuentas", entre otras cuestiones, por el grado de organización de los asaltantes y la "nula colaboración de Francisco Padín en la averiguación de los hechos", además de su declaración ante los agentes a quienes dijo "que él solucionaría ese problema y que los autores se podían dar por muertos".