Quizás ninguno de los aficionados que hace poco más de un año, el 11 de julio de 2010, se echaron a la calle para celebrar la victoria de la selección española en el Mundial de fútbol de Sudáfrica, podían soñar entonces con que el trofeo, que pasaba de mano en mano entre las estrellas del fútbol nacional, visitaría Vilalonga.

Las más de 3.000 personas que ayer pasaron por la carpa instalada en el exterior del campo de San Pedro, pudieron constatar con sus propias manos -aunque no estaba permitido levantarlo para emular al capitán Iker Casillas- que el sueño se había hecho realidad.

Y todo gracias a la insistencia de la directiva del club, que en junio comenzó a "mover los hilos" para que la Copa del Mundo participase del veinte aniversario de los celestes en Tercera.

"Es exagerado, nunca pensé que esto iba a tener tanta expectación. Es una sorpresa muy agradable", explicó Jaime Camiña, presidente del Vilalonga, que señaló que las horas de más trasiego fueron a su llegada a mediodía y al final de la tarde, poco antes de que le tocase presidir el encuentro entre el Vilalonga y el Montañeros.

Al número de aficionados que se acercó a Vilalonga hay que sumar también aquellos que, anticipándose a la cita, se dejaron caer por un céntrico hotel de Sanxenxo, donde estuvo expuesta apenas dos horas.