Un total de 18 edificios en los que residen casi 500 personas, situados en pleno centro de Pontevedra, entre la calle de Benito Corbal y la plaza de Barcelos, vertían directamente sus aguas residuales a la red de pluviales municipal, causando un grave problema medioambiental. La concejala de Medio Ambiente Natural, Celia Alonso, supervisó durante los últimos días el final de las obras de corrección de esta histórica anomalía.

Las obras, que fueron realizadas por la empresa Aquagest, tuvieron un presupuesto de 51.740,23 euros y fueron incluidas dentro del Plan E.

Resultaron muy laboriosas, dice la edil, porque las acometidas estaban conectadas directamente a las arquetas públicas y sólo eran detectables con la utilización de cámaras-robot especiales.

Además, varias de las acometidas se situaban a tres metros de profundidad, por lo que fue preciso excavar manualmente hasta esta profundidad para alcanzar el punto de conexión, todo ello sin cortar ni afectar al tráfico, a pesar de que los puntos se localizaban entre la calzada y la zona de aparcamiento. La obra precisó también el relevo integral de un pequeño tramo del colector de aguas fecales situado en la parte baja de la plaza de Barcelos.

Alonso indicó que las conexiones irregulares datan de la propia construcción de los edificios y guardan también relación con las obras de renovación integral de la calle Benito Corbal, realizadas por el Concello a finales de los años 90, ya que en ellas no se corrigieron las deficiencias.

Edificios

La concejala subrayó que inicialmente se esperaba tener que corregir un número menor de acometidas, pero en el transcurso de la obra se fue comprobando que la red de aguas pluviales seguía contaminada, por lo que la “investigación” tuvo que continuar hasta rematar con un balance de cinco edificios en Benito Corbal y un total de trece en la Plaza de Barcelos.