Si la exclusión del proyecto de Celulosas del concurso eólico cayó como un jarro de agua fría en el seno del gobierno local, ya que era una de las últimas esperanzas municipales de lograr su traslado de Lourizán, conocer ahora que su proyecto industrial jamás incluyó ese cambio de ubicación ha sido un nuevo mazazo a las previsiones del concello. El alcalde, Miguel Fernández Lores, acusó ayer a la empresa de "no tener nunca voluntad de abandonar la ría y si no existe esa voluntad, es mucho más difícil lograr el objetivo" de que desaparezca de Lourizán esa planta de pasta de papel.

Por su parte, la portavoz del PSOE, Teresa Casal, socia de Fernández Lores en el concello, sostiene que "el concurso eólico nos hizo creer en algo que la propia empresa no tenía siquiera previsto". Eso sí, ambos mantienen que la planta de pasta de papel de Lourizán tiene fecha de caducidad "y en 2018 tendrá que abandonar esos terrenos", siempre y cuando Costas no otorgue una hipotética prórroga en la concesión, opción que no descarta el grupo empresarial.

Sólo un estudio

Ence, junto con los empresarios gallegos Manuel Jove, Jacinto Rey y Epifanio Campo, presentó, bajo el nombre de Inveraván, una propuesta de concesiones eólicos, con la supuesta contraprestación de trasladar la planta de Lourizán, algo que ya se había comentado previamente con la Xunta, de ahí las "esperanzas" municipales en este proceso. Sin embargo, una vez que la Consellería de Industria decidió excluir esta oferta del concurso por no cumplir con el pliego de condiciones", se ha sabido que Inveraván nunca llegó a proponer ese cambio de ubicación de la polémica fábrica pontevedresa, sino únicamente la redacción de un estudio de viabilidad al respecto. Esta propuesta resultó tan insuficiente para Industria que, al margen de otras razones, optó por eliminar a este grupo del concurso de los aerogeneradores.

A juicio del gobierno local, de entrada, lo que demuestra esta oferta de Inveraván es que "Ence nunca tuvo interés ni voluntad en abandonar Lourizán" un objetivo que persigue el concello desde hace una década, pero que, a la vista de la situación actual, no se concretará al menos hasta 2018, cuando finaliza su concesión. Lores lo expresó ayer de forma rotunda: "No se le puede dar a Celulosas una concesión eólica a cambio de nada". Aunque hace una semana, el alcalde admitía que el proceso puesto en marcha por la Xunta era la principal opción de adelantar la marcha de la planta, ayer señalaba que "nunca echamos las campanas al viento. Veíamos una posibilidad que nos gustaba, que podría facilitar un cambio de ubicación, manteniendo los puestos de trabajo, pero ahora resulta que la compañía ni siquiera contemplaba el traslado ni garantizaba nada de lo que pretendía Industria, cuando sí había otros 29 proyectos que sí se adaptaban al pliego".

El regidor pontevedrés subrayó que "Ence no tiene ningún interés en salir de ahí. En ningún momento se pensó que sería un traslado inmediato, pero sí que había cierta esperanza de poder adelantar los plazos. Ahora, tras perder esta oportunidad, seguiremos trabajando", aunque admitió que "tiene que haber voluntad de la empresa, y sin ella, será difícil". En todo caso, no parece albergar dudas de que el año 2018 será el último de la fábrica en Lourizán. "Me gustaría que fuera antes, manteniendo la actividad, aunque nunca en la ría ni en el concello de Pontevedra", como sí propone el PP local, que ha planteado una zona entre Marcón y Bora.

Lectura más política

Lores también quiso hacer ayer una lectura del asunto desde el punto de vista nacionalista, al señalar que "si efectivamente hubiera una concesión en el concurso eólico a Ence y se posibilitara el traslado, se diría que había un interés especial del BNG al respecto. Como no ocurrió así, ahora se dice que se ha beneficiado al sector lácteo, donde también habría intereses del BNG. Es lamentable y injustificable que el PP diga que huele mal este concurso, mientras que el PSOE se columpia un poco al hablar de inseguridad jurídica".

Precisamente desde el PSOE local, su portavoz municipal, Teresa Casal sostiene que la Consellería de Industria "nunca creyó que el concurso eólico fuese la solución para Ence". "El deseo que muchos tenemos de que la fábrica abandone la ría nos hizo creer más en esa posibilidad frente a la actitud real de la propia empresa y de los promotores del concurso". Insiste, en cualquier caso en que "Ence tiene fecha de caducidad y estoy segura de que veremos resuelto el problema en el próximo mandato de la Xunta, ya que en este no ha sido posible", pese a que existía un acuerdo al respecto firmado por el BNG y el PSOE en 2005.