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Madrugar no tiene que ser aburrido

Madrugar no tiene que ser aburrido

Noa tiene nueve años y sus padres empiezan a trabajar temprano por la mañana. A sus ocho años, Carlos debe estar en el colegio a las ocho de la mañana para que su padre pueda iniciar su jornada laboral. Iván, de cinco años, ha aprendido a comer todo tipo de alimentos. Estos son tan sólo tres de los 170 niños de entre 3 y 12 años que participan a diario en el Plan Madruga de desayunos saludables y divertidos que se desarrollan en los colegios de Pontevedra y que ha permitido a otros tantos padres compaginar su horario laboral con la jornada escolar de sus hijos.

Los centros educativos de infantil y primaria de Barcelos, Vidal Portela, A Xunqueira 1, A Xunqueira 2, Villaverde, Monte Porreiro, Cabanas, Campolongo, Froebel y Crespo Rivas son los diez en los que se ha puesto en marcha el programa este curso, a iniciativa de la Consellería de Educación y el Concello de Pontevedra y gestionado por la empresa Anias Animación Sociocultural. Algunas familias envían a sus hijos a diario y otras de forma esporádica, en función de sus necesidades concretas, pero todos los pontevedreses tienen opción de participar.

Las puertas de estos diez centros se abren cada mañana a las siete y media para empezar a recibir a los niños. En el Vidal Portela, Carlos, Noa e Iván son habitualmente los primeros en llegar y les ayudan a sus dos monitoras, Cristina y Mercedes, a preparar su desayuno y el de sus compañeros más pequeños.

Este es uno de los objetivos del Plan Madruga, aprender a los niños a alimentarse correctamente y colaborar en la elaboración de sus comidas de forma entretenida. Con el fin de ayudar a compatibilizar la vida familiar y laboral de los padres que entran a trabajar más temprano que el colegio de sus hijos, este programa también tiene como propósitos crear en los escolares hábitos saludables en el desayuno y aprender con actividades lúdico-deportivas.

Para ayudar a cumplir estos objetivos, un mínimo de dos monitores por grupo (su número depende de la cantidad de alumnos de cada centro) especializados en educación y tiempo libre, reciben a los niños a su llegada al centro y les ayudan y entretienen hasta la hora de inicio habitual de las clases.

Una vez que los alumnos llegan al centro, los monitores realizan ejercicios de psicomotricidad suaves, juegos y canciones con ritmos para trabajar el cuerpo y despertar la atención y concentración de forma paulatina y gradual. Cuando han llegado ya la mayoría de los que acudirán ese día, empiezan la preparación del desayuno, en el que se pretende que, en la medida de lo posible, todos tengan un ritmo similar de alimentación y aprendan a convivir en un momento del día crucial, creando un clima positivo de cooperación y compañerismo.

Mientras un monitor prepara la mesa en colaboración con los niños, el otro se encarga del desayuno ayudado por los mayores del grupo. Una vez elaborado, atienden de manera individualizada a cada uno de ellos para ayudarles a asimilar hábitos de comportamiento en la mesa en aspectos como la manera de ingerir los alimentos, higiene o postura corporal.

Ya concluido el desayuno, un monitor trata de que cada niño colabore en la tarea de recoger la mesa y lave los vasos, tazas y cubiertos utilizadas, material que cada alumno debe traer de casa y cuidar durante todo el curso. Mientras, el otro preparará la sesión de juegos, deportes y actividades del día y, al terminar, acompañarán a los niños a los aseos para que complete el ritual de cada comida, lavarse los dientes y las manos.

Tras estas tareas básicas, llega el momento de las actividades lúdicas y deportivas, las que más gustan a Sel, un niño de nueve años que participa todos los días en el programa en el colegio Vidal Portela. "Lo que más me gustan son los juegos y hacer manualidades", asegura, si bien reconoce que desde que asiste al Plan Madruga "como otras cosas, en casa tomaba sólo leche y no me gustaba la fruta".

Ana Carballal, de Anias, tiene claro que este debe ser uno de los objetivos del programa, "que los niños adquieran buenos hábitos alimenticios y aprendan a comer de todo" pero sin descuidar una parte muy importante del desarrollo infantil, el juego. Las actividades que se desarrollan están adaptadas a las distintas edades y van desde animación a la lectura a manualidades, murales educativos o juegos de ahora y de siempre, de los sentidos, de expresión corporal.

El resultado final, no puede ser más exitoso entre los niños participantes. Francisco, de ocho años, asiste de manera esporádica y, aunque madruga un poco más, no le importa porque "me gusta, sobre todo cuando hacemos deporte y manualidades". Fiz, de seis años, va todos los días y se ha acostumbrado a actividades que en su casa rechazaba, como fregar la loza. Manuel va todos los días desde el año pasado, tiene ya una relación muy fluida con sus monitoras y "aquí estoy muy bien y ahora como casi de todo".

Un menú apetitoso y equilibrado

Estos desayunos están concebidos para cubrir las necesidades nutricionales de los niños en base a los estudios y recomendaciones de los expertos en alimentación y nutrición infantil. El resultado final es un menú apetitoso, completo y equilibrado en el que nunca faltan una ración de lácteos, hidratos y frutas pero que cada día del mes adopta una forma diferente. Macedonia de frutas y leche con galletas; ensalada de frutas y leche con cereales; zumo de naranja y leche con pan fresco; yogurt y tostadas con mermelada; batido de yogurt y gallegas con queso fresco y mermelada; bocadillo, yogur y fruta fresca; bizcocho o magdalenas, leche y fruta; brochetas de frutas y yogurt con miel. Estos son tan sólo algunos de los menús que llegan a tomar los pequeños a lo largo del mes y que siempre son facilitados a los padres y pueden estar sujetos a variación si un niño lo precisa.

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