La Once roza los 400 socios y urge GPS en el bus urbano: “Queda mucho por hacer”

Crecen los afiliados por la colaboración con los centros de salud. Tres ourensanos con discapacidad visual enseñaron a visitantes de la feria del libro a leer en código braille

Una mujer con discapacidad visual enseña el código braille.

Una mujer con discapacidad visual enseña el código braille. / ALAN PÉREZ

Elisabet Fernández

Hacer recados por el centro de Ourense es una odisea si uno tiene discapacidad visual. Baches en las aceras, semáforos sin sonido... Mucho peor es sacar vez en cualquier centro de salud o en Urgencias. Un ciego escuchará el pitido de llamada a consulta, pero no sabe si le reclaman a él porque la máquina no ‘canta’ el número de paciente. Estas situaciones son cotidianas para los cerca de 400 afiliados a la Once en la provincia, una cifra que no deja de subir. El director de la entidad en Ourense, David Cejudo, encuentra la causa en la conexión más cercana que mantienen con oftalmólogos y profesionales de los centros de salud. “En 2023 cerramos con 368 afiliados que tienen alguna discapacidad visual y ahora estamos ya en 380”, asegura.

Son una docena de socios nuevos en la provincia los que se incorporaron en apenas seis meses. “Nos reunimos mucho con trabajadores sociales y la gente con discapacidad visual conoce cada vez más la Once, que presta servicios sociales gratuitos gracias a las ventas generadas con nuestros productos”, recuerda David Cejudo.

La vida diaria para un ciego es complicada en cualquier ciudad, pero Cejudo subraya que “queda mucho por hacer” en materia de accesibilidad, también en el caso ourensano. “Lo que ocurre aquí, sobre todo, es el tema de los semáforos sonoros, las aceras, la señalización con las baldosas indicadas para bastones... Se está mejorando, pero hay cosas”, opina.

En la Once explican los peligros a los que se enfrenta una persona con discapacidad visual si tiene que cruzar por un semáforo sin aviso sonoro. Básicamente, la posibilidad de ser atropellado. “Hay muchos que se averían, que fallan... Necesitan un mantenimiento. Es una cosa simple que para el resto e ciudadanos pasa desapercibida, pero es importante para nosotros”, apuntan desde el colectivo.

Entre las demandas contempladas en Ourense, abogan por un sistema de GPS para el autobús urbano, similar al que ya existe en otras ciudades gallegas. “Es un método fácil, que para una persona ciega que quiera coger el autobús resultaría sencillo, porque el GPS avisaría de cada parada que va haciendo el bus”, explica Cejudo, que asegura que hay ourensanos con discapacidad visual que “no salen de casa” por esta falta de accesibilidad en rutinas habituales para cualquier ciudadano.

“Hasta que no tienes un problema visual no te percatas de este tipo de situaciones”, recuerdan los ourensanos que participan en el taller de código braille en la Feria del Libro de Ourense. Descifrar el lenguaje de las personas con discapacidad visual parece fácil si son ellos quienes lo explican. “Es un sistema muy curioso. Se basa en seis puntos, a través de los que se forman todos los números y las letras. Como si cogieras un cubo de rubik, le das la posición correcta y cada número y letra se corresponde con un punto”, explican. Eso sí, confiesan después: “El braille lleva su tiempo”.

Y anotan otra reivindicación: . “Reclamamos braille en los supermercados. Es tan sencillo como troquelar un cajón. Hay gente que confunde el azúcar y la sal”, tiran de humor en la Once.

Los mayores de 65 años son el perfil mayoritario

La Once funciona como una organización de apoyo social en toda España. En el caso de la delegación ourensana, el perfil afiliados es muy variado. Hay ciegos que ven algo de luz y ciegos totales. “Con los avances genéticos y sanitarios, cada vez nace menos gente ciega total. Como hay mayor esperanza de vida y los problemas vienen asociados en la edad, nuestro colectivo es gente mayor”, explica el director, de la Once en Ourense, David Cejudo. Con todo, ese perfil de usuario mayor de 65 años se acentúa en Ourense, por las características propias de la provincia envejecida.