Los olivos, una plantación que requiere paciencia

En la provincia de Ourense el número de hectáreas apenas ha variado y el número de productores aumenta con cautela

Recogida de aceitunas por la empresa Aceites Abril. |   // I OSORIO

Recogida de aceitunas por la empresa Aceites Abril. | // I OSORIO / A. ferradas

A. ferradas

La Asociación de Productores de Aceite de Oliva de Galicia eleva su número de socios en la provincia de Ourense, pasando de unos 60 a cerca de 70 este año. Se trata de un sector pequeño que según su presidente, Alfonso Rodríguez Udías, “crece lentamente porque hay zonas de producción muy acotadas y son zonas de producción de uva”. Requieren un clima que no sea demasiado extremo, y un microclima de sol.

Donde se da bien el vino casi se da bien el olivo. Por ello, en la provincia de Ourense se produce más en Valdeorras, en el entorno de Ourense y O Ribeiro (Arnoia es un lugar con mucha producción), en la zona de Monterrei y algo en la Ribeira Sacra alrededor de la zona del Sil, y en algunas zonas a mayores, pero “en cuanto a superficie tampoco es tanto”, señala.

Concretamente, en su faceta de productor, destaca Udías que hace unos 9 años, en Cenlle, “plantamos más de mil olivos, una hectárea y media, y tuvimos problemas al principio, de asesoramiento, y hubo que corregir ciertos aspectos, y empieza a dar para autoconsumo de momento”. A los 5 o 6 años empezaron a dar de forma anecdótica, 50 kilos aproximadamente, ya que a partir de los 10 es cuando tienen la madurez. Apunta que “esto es un complemento, en la mayoría de los casos es para agricultura de fin de semana”.

En el año 2022 en la provincia había unas 40 hectáreas de olivos plantadas, sin que apenas haya variado, así como 60 productores aproximadamente, una cifra que este año se elevó a unos 70. En el conjunto de Galicia, hay 150 productores que obtuvieron el año pasado 83.000 kilos de olivas.

La campaña de 2023 se recogerá a partir de la segunda quincena de octubre y noviembre. “Esperamos mantener la producción del 2022”, ya que ese año hubo una sequía grande que mermó la cantidad, y aunque este año llovió más, lo hizo en la floración y pudo perjudicar alguna flor de fruto en primavera”, apunta Udías.

Casi toda la oliva se recoge en las provincias de Lugo y Ourense, y casi la mitad es producida en la de Ourense. Explica este productor que una gran parte es para autoconsumo. Los productores van a las tres almazaras de la asociación que hay en Ourense a moler, y otra gran parte se la compran las propias almazaras, que elaboran el aceite y lo venden, por ejemplo, a Aceites Abril o a Pazo do Rego.

Y ante el encarecimiento paulatino de este producto, destaca que “el aceite gallego ya era oro líquido antes, ya se vendía más caro y las subidas de ahora nos afectan poco”, ya que, dice, es un producto muy segmentado, muy pequeño y para líneas gourmet.

La producción de olivos no anima demasiado a la gente porque “la planificación y puesta en marcha de una plantación es una inversión a largo plazo” y a mayores “puede haber años buenos o malos”, debido a la climatología sobre todo.

Plantación en O Irixo

Y de inconvenientes sabe mucho Telmo, un productor amateur que cuenta con unas cinco hectáreas de olivos en el concello de O Irixo que inició en 2016. Desde entonces ha tenido que replantar y abonar con cal la tierra para controlar la acidez, sin que de momento haya tenido una primera cosecha. “Hay algunos árboles con muchas olivas pero no darán ni un capazo de aceite”, afirma, y confía en tener algo el próximo año.

Explica que plantó distintas variedades de olivos para probar, y los ‘picual’, que son del sur, “van muy bien”, pero la ‘conricabra’ es la que “mejor se adapta a la zona”. A la ‘ardequina’ le cuesta prender y “cambiamos casi todo, quedaron unas 200, detalla. Ahora tiene ‘picual’, ‘cornicabra’, ‘cobrançosa’ (variedad portuguesa), ‘lechín’ y ‘mansa’.

Sus olivas son para elaborar su propio aceite artesanal, que tiene el valor añadido, señala, “de ser gallego”. Telmo vive de su trabajo, fuera de O Irixo, y esta plantación es una inversión ya que implica gastos en personal, cal, el tractor, los tratamientos y los abonos.

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