Lamentos y llantos para despedir al Entroido en Ourense y saludar al inicio de la cuaresma

Una comitiva, desde la Plaza Mayor hasta el Parque de San Lázaro, dijo adiós al carnaval en la noche del Enterro da Sardiña

Varias monjas encabezan la comitiva fúnebre, siguiendo a la sardina, en la calle Paseo’. |   // I. OSORIO

Varias monjas encabezan la comitiva fúnebre, siguiendo a la sardina, en la calle Paseo’. | // I. OSORIO / REDACCIÓN

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Hasta el tiempo acompañó la marcha funebre. Así como desde el Jueves de Comadres la meteorología dejó temperaturas primaverales, ayer el cielo lloraba por el final del Entroido. Las lluvias se sintieron durante todo el día y el tiempo fue el atrezo perfecto para que se celebrara el Entierro de la Sardina. 

La ciudad se vistió de luto para despedir un entroido multitudinario, que recuperó su latido prepandémico y que hizo desconectar durante siete días de los problemas de la inflación, la subida de la energía o la coyuntura económica, entre otros.

Jácome y Armando Ojea, en la comitiva fúnebre. |   // I. O.

Jácome y Armando Ojea, en la comitiva fúnebre. | // I. O. / REDACCIÓN

Ayer tocaba volver a la rutina, decirle adiós al Entroido y coger el pañuelo, ropa negra y acompañar a la comitiva fúnebre desde la Plaza Mayor, hasta el Parque de San Lázaro pasando por la calle Paseo. Todo se volvió negro por un momento y las lágrimas no paraban de caer por finalizar el programa del carnaval.

El cortejo fúnebre que caricaturiza el rito católico para representar el final del carnaval y el inicio de un tiempo de cuaresma y penitencia fue el último coletazo del Entroido en la capital ourensana.

Unas horas antes, la Catedral de Ourense acogió la celebración del Miércoles de Ceniza con la que da comienzo el tiempo de cuaresma, el obispo Leonardo Lemos presidió una liturgia con la imposición de la ceniza.

El tiempo no acompañó y el acto no se presentó tan multitudinario como los pasados días de Entroido, pese a eso decenas de personas fueron guiadas por la carroza de una sardina hasta el Parque de San Lázaro donde se cerró el libro de este Entroido. Ardiendo se fueron los recuerdos de unas fiestas que siempre están tachadas como importantes en el calendario. Más este año después de la estabilización de la pandemia, que hizo que todo se viviera con más ganas y con más sentimiento.

La sardina también se quemó en Bande, Barbadás y O Carballiño

El desfile fúnebre arrancó desde la Avenida de Celanova, en la localidad de Barbadás, ayer para recorrer las principales calles y terminar hasta la Plaza Vella, de A Valenzá. Las viudas, el obispo, los clérigos y las monjas lloraron la despedida del Entroido por diferentes puntos de la provincia como Seixalbo, A Rúa, Bande, O Carballiño y también en la localidad limiana, donde la solemne procesión llegó a la Plaza Mayor para dar lectura al testamento tradicional. No solo en estas localidades, sino que en muchas otras quemaron a la sardina como final de un carnaval que recupera fortaleza tras la pandemia y que saluda a la cuaresma, con el sentimiento de esperar diez meses hasta que el primer folión de Laza vuelva a salir tras las primeras uvas del nuevo año.