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“La niña estuvo nueve meses con nosotros como una más de la familia; la querremos siempre”

Rita y Javier abrieron su casa y su corazón a una de entre la treintena de menores que viven en hogares de acogida en Ourense. Hay más en lista de espera y Cruz Roja busca familias para el programa

Rita Castiñeiras y Javier Tombo –ayer, en su casa de Amoeiro– acogieron a una niña durante nueve meses. FERNANDO CASANOVA

El domingo pasado fue un día de despedidas, difícil. Rita Castiñeiras y Javier Tombo aún están digiriendo las emociones. “Es triste pero a la vez no es duro, porque comprendemos que lo mejor para la niña es que esté con su madre y con su padre, aunque la verdad es que le hemos cogido mucho cariño. Es una especie de egoísmo altruista, no te apetece que se vaya pero sabes que debe hacerlo, porque es bueno para ella. Yo la querré para siempre”, contestan entre los dos, con el corazón en la mano.

Durante nueve meses han acogido en su casa de Amoeiro a una menor que llegó con un año y cinco días de vida, el pasado febrero. La pareja, de 48 y 50 años, con un hijo de 15, forma parte del programa de familias acogedoras de Cruz Roja en Ourense, que gestiona esta iniciativa en colaboración con la Consellería de Política Social desde el año 1996.

Ante la proximidad del 20 de noviembre, el Día de los Derechos de la Infancia, la entidad hace un llamamiento a la solidaridad, porque hay menores en lista de espera para poder disfrutar de este recurso.

“El derecho de los menores a vivir en familia es aún más evidente en el caso de los bebés y niños de entre 0 y 6 años, y cada vez más necesitamos familias para acoger bebés e incluso grupos de hermanos de muy corta edad”

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La ONG busca más hogares dispuestos a abrir su puerta y su corazón para la estancia temporal de bebés y grupos de hermanos que, durante un tiempo, no pueden estar con sus familias de origen por problemáticas de estas.

En este momento hay una treintena de niños y niñas que viven en hogares de acogida en la provincia. En lo que va de 2022, sesenta niños y adolescentes de 0 a 17 años fueron beneficiarios de un hogar alternativo.

“El derecho de los menores a vivir en familia es aún más evidente en el caso de los bebés y niños de entre 0 y 6 años, y cada vez más necesitamos familias para acoger bebés e incluso grupos de hermanos de muy corta edad”, explica la técnica del programa, Mónica Devesa.

"La motivación principal para hacer esto es ponerse en el piel de estos niños y también de los padres. El cariño que recibes supera el esfuerzo que tú tienes que hacer"

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“Nosotros vimos el anuncio de que se necesitaban familias que colaboraran y decidimos apuntarnos”, recuerda Rita. “Para un niño que pasa por esta situación la salida que tiene, si no aparece una familia de acogida, es estar en una institución, y aunque seguro que los profesionales son magníficos, no es lo mismo que el cariño y cercanía de un hogar. La motivación principal para hacer esto es ponerse en el piel de estos niños y también de los padres. El cariño que recibes supera el esfuerzo que tú tienes que hacer”, completa Javier.

La acogida es plena, sin límites, sin distancias. Durante el tiempo que dura la estancia, los niños reciben la atención, los cuidados, la seguridad y el cariño, necesidades básicas para crecer. “La tratamos como a una más de la familia, exactamente igual que a nuestro hijo cuando tenía su edad”, subrayan Rita y Javier. “Entre ellos hubo una comunión entre hermanos, estuvieron muy apegados, la despedida para él fue difícil también”.

Javier y Rita, en su casa de Amoeiro. FERNANDO CASANOVA

Desde su experiencia explican cómo se entabla la relación de las familias acogedoras con los menores a los que cuidan durante un tiempo limitado, hasta que se normaliza la situación en sus hogares biológicos.

"Entendieron claramente que nuestra labor era cuidarla mientras solucionaban sus problemas para volver a disfrutar de ella. El trato fue natural y cordial"

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El trato es de integración, siempre teniendo claro que no eres su padre. Y cuando había visitas con su familia de origen le hablábamos de ello, para que entiendan el proceso”, señalan.

En su caso, la madre y el padre de la niña “se mostraron agradecidos en todo momento con lo que hacíamos. Entendieron claramente que nuestra labor era cuidarla mientras solucionaban sus problemas para volver a disfrutar de ella. El trato fue natural y cordial”, valoran Javier y Rita.

Dependerá a partir de ahora si la familia quiere mantener el contacto. “En nuestro caso personal le dijimos a la mamá que nos gustaría volver a verla, todavía tenemos ropa y mil cosas que nos regalaron familiares y amigos, que se volcaron”. Javier asegura que, con el tiempo, le gustaría seguir teniendo noticias de la pequeña. “Yo personalmente la querré toda la vida”, reitera.

“Puede ser cualquier persona o pareja, con o sin hijos, y con independencia de su estado civil, identidad u orientación sexual. El único requisito imprescindible es no tener una finalidad adoptiva y poder aportar a los niños la estabilidad que necesitan”

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Mónica Devesa explica que no existe un perfil especial de familia para la acogida. “Puede ser cualquier persona o pareja, con o sin hijos, y con independencia de su estado civil, identidad u orientación sexual. El único requisito imprescindible es no tener una finalidad adoptiva y poder aportar a los niños y niñas la estabilidad que necesitan”, destaca la técnica.

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