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Pitada frente al colegio para exigir intérprete a jornada completa para dos hermanos sordos

Mónica Prada acudió a la protesta con sus dos hijos. FERNANDO CASANOVA

“Si mis hijos, que son sordos, necesitan intérprete de lengua de signos una o dos horas al día en el colegio ¿por qué el resto de la jornada lectiva no?”, se pregunta Mónica Prada, la madre de Edgar y Gilber, de 4 y 10 años, alumnos del CEIP Mariñamansa, que es el centro de escolarización preferente en Ourense para niños con sordera.

Desde hace dos años, los menores cuentan con el apoyo de intérpretes de la Consellería de Educación para seguir las clases, pero de cubrir prácticamente toda la jornada, su intervención se ha reducido a una hora al día para el mayor y dos para el menor. Profesionales que realizan este servicio se sumaron ayer a la protesta liderada por Mónica para reclamar que este apoyo a la educación de sus hijos sea a jornada completa. Así, decenas de personas se congregaron frente al colegio con pancartas y silbatos para reivindicar el derecho de estos niños a aprender con lengua de signos.

"Nunca van a escuchar bien"

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Los dos hermanos tienen una malformación coclear a causa de una hipoacusia neurosensorial bilateral severa por lo que, a pesar de que ambos tienen un implante, “nunca van a escuchar bien”, dice su madre. Tanto es así que su hijo mayor, que cursa 5º de Primaria y los contenidos son más complejos, le ha dicho que este año en las clases en las que no tiene intérprete “no se entera de nada”.

"Inclusión real"

Mónica reclama una “inclusión real” para sus hijos y tras dos años peleando en las instituciones ha optado por la movilización. “La única respuesta que he obtenido es que como los niños tienen un implante su problema está corregido, pero no es verdad, por eso he seguido solicitando un intérprete el 100% de la jornada”, relata. “Me dijeron que la lengua de signos era contraria al lenguaje oral, que podían dejar de hablar, pero ellos hablan y signan sin problema”, asegura. Su temor es que los pequeños se queden atrás porque “al no enterarse no avanzamos en las materias”.

Protesta con pancartas frente al CEIP Mariñamansa. FERNANDO CASANOVA

A la protesta acudieron también intérpretes que trabajan para la Consellería de Educación. Entre ellas Irene Paz Lorenzo, que comentó que se sumó a la concentración junto a otros compañeros “para defender a este colectivo y a la madre de estos niños”. La lengua de signos, explica, “es un derecho reconocido, no tendríamos que estar aquí, y menos la madre”, señala. Indica que la lengua de signos debería ser “el último recurso”, cuando los implantes o el audífono no son suficientes. En este caso, señala, “su madre optó por los implantes, no se cerró a nada, es luchadora y receptiva, pero estas ayudas técnicas a veces no llegan, por eso reclama al centro el intérprete a jornada completa, pero en lugar de ampliar el horario se lo reducen”.

Afirma que tanto ella como otros compañeros en el resto de Galicia observan que “a veces se recorta por cuestiones económicas”, y recuerda que los intérpretes “no somos profesores de apoyo, tenemos que estar toda la jornada, pero a veces por desconocimiento no se hacen las cosas como se debería”. Defender que la lengua de signos podría ser perjudicial para estos niños, añade, “está fuera de lugar, además de ser un derecho, les favorece y enriquece”.

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