Cultura en el rural. De primeras, suena a fortaleza, pero todo lo contrario son un atractivo. Varios municipios ourensanos apuestan por un servicio de bibliotecas rurales para crear comunidad, ser un polo de relaciones intergeneracionales y mantener vivos pueblos y concellos que cada año pierden población, a pesar que con la pandemia los de menos de 5.000 habitantes vean como cada vez más hay nuevos vecinos.
Ribadavia, Verín, Pereiro de Aguiar y Esgos son cuatro ejemplos de innovación de fomento a la lectura y de un programa de actividades que nada tiene que envidiar a otros centros bibliográficos. Las bibliotecas de estos cuatro municipios fueron galardonadas este año por el Ministerio de Cultura y Deportes, en los premios María Moliner, por su implicación y compromiso en el fomento a la lectura tanto infantil como en adultos.
Una reivindicación y “orgullo” de que en el rural ourensano hay talento para construir programas de lectura y otro tipo de actividades que den ritmo a la que fuera la “Atenas de Galicia”. En la provincia hay un 26% de personas que están inscritas en diferentes bibliotecas y ese número se mantiene, desciende o crece dependiendo de los diferentes momentos, no es estable.
Verín, entre las 10 mejores
Aurora Prieto y Vicente Rodríguez, desde Verín, presumen de “sus niños y niñas” y es normal. Llevan más de 15 años con un programa de voluntariado que consiste en que los propios jóvenes formen parte activa de la vida bibliotecaria contando cuentos o haciendo otro tipo de actividades.
Vicente explica que “empezamos con ese proyecto cuando se reabrió la biblioteca y había muy pocos chicos y chicas. Entonces vimos que había varios que venían habitualmente y los convertimos en actores haciendo manualidades o contando cuentos a los demás”. Y añade que “nos dimos cuenta que los pequeños al contarle cuentos otros jóvenes se veían reflejados y fue sencillo. Empezamos así y hasta hoy. Esta semana tuvimos otras dos chicas que quisieron probar y la verdad que estamos encantados con nuestros voluntarios”.
Un proyecto premiado donde hay un rango de edad amplio, que se inicia con el umbral de los 9 años, edad mínima que los profesionales de la biblioteca de Verín pusieron, para poder participar. Vicente arguye que “no puedo decir el número de voluntarios que pasaron por aquí, pero sí que puedo decir que a nadie se le obliga a estar. Ellos y ellas adquieren el compromiso porque les gusta la lectura y porque ayudan a los más pequeños”.
"Nosotros siempre decimos que competimos con la Play Station para atraer a niños"
Tienen, aproximadamente, 4.000 socios inscritos de la comarca y se complementan con las diferentes asociaciones y entidades que están a su alrededor. Vicente comenta que “intentamos hacer diferentes actividades o promover visitas con diferentes asociaciones para crear comunidad y relaciones intergeneracionales”. Porque la biblioteca de Verín no solo se centra en el público infantil, que también, sino que tiene atractivo para todos los rangos de edad.
Desde hace seis años tienen en marcha dos eventos importantes como son las jornada de novela negra y las jornadas de novela histórica, donde han pasado entre otros, Domingo Villar y premios planeta. Vicente aclara que “en las jornadas de novela negra solemos invitar también a personajes como forenses, una juez, un comisario o diferentes periodistas para confrontarlos entre sí y salen anécdotas e historias muy chulas y divertidas”.
Los oyentes de las actividades infantiles, se convierten en voluntarios de la biblioteca
Sobre ser una de las bibliotecas premiadas y estar entre las 10 mejores notas de los galardones, dicen que “a nadie la amarga un dulce, está muy bien y te pone en el mapa, saben que existimos. Pero para nosotros, personalmente, nos da igual seguimos pensando en programas, actividades y eventos para nuestros jóvenes y nuestros socios, para tratar de fomentar la lectura en el mayor número de personas”. Y añade que “nosotros siempre decimos que competimos con la Play Station y tenemos un planteamiento que hace se generen vínculos muy importantes”.
Existen jóvenes que crecieron escuchando cuentos y ahora son ellos los que hacen de cuentacuentos. Y otros, tras acabar sus etapas infantiles y juveniles, empiezan carreras, trabajos o se sacan oposiciones sin olvidar la biblioteca de Verín.
Cuando vamos a la RAG ya nos conocen”
Una de ellas fue Lorena Carnero que ayudó y colaboró activamente en un proyecto para recuperar todos los archivos de Xesús Taboada Chivite. Vicente dice que “hicimos un trabajo de recopilación muy grande buscando en museos de Galicia y también de Portugal. Después los digitalizamos y los custodiamos y Lorena hizo una biografía de Taboada Chivite, adjuntando cosas de su vida en la correspondencia que tenía con la generación de la posguerra. Fue un trabajo muy bueno porque recopilamos todo lo que pudimos y si alguien quiere consultar algo sobre él sabe que en la biblioteca de Verín lo puede encontrar, apostamos por nuestro pasado”.
Quiere dar gracias al Museo do Pobo, a la Real Academia Gallega y a la Fundación Penzol por sus sinergias y porque “siempre están dispuestas a echar una mano en lo que les pedimos”. Y bromea diciendo que “en la Real Academia Gallega siempre nos vigilan por si nos llevamos algo al salir (risas). Cuando vamos ya nos conocen”.
Esgos: lectores peligrosos
Cada servicio bibliotecario se las ingenia para fomentar a la lectura a sus convecinos. Unos arraigan voluntarios, otros expiden carnés y en Esgos hacen listados de personas peligrosas. María Touza, junto con otra profesional, son las encargadas de gestionar la biblioteca de Esgos y entre otras cosas elaboraron una nómina de lectores para promocionar el préstamo de libros.
María dice que “es un proyecto que incluía actividades de enero a junio y en un cartel poníamos ‘Se busca’ y el listado de las personas que más leían. Teníamos un ránking de adultos y otro de infantil”. Y añade que “eso fomenta la lectura (risas) porque muchas veces viene un vecino a mirar que libro llevó uno u otro y así también se incentiva un poco más. Además les hacemos recomendaciones”.
Febreiro reposteiro, Biblioteca Redonda o listas de personas más lectoras, innovación en Esgos
En Esgos hay lectores de 60 e incluso mayores de 80 años, pero también infantiles. Fue otra de las bibliotecas ganadoras de los Premios María Moliner por sus ideas innovadoras como las lista de personas peligrosas, el febreiro reposteiro (que consiste en fomentar la lectura o el uso de libros de cocina y después elaborar algún producto), la implantación de un pasaporte de lectores o la ‘Biblioteca redonda’, que consistía en “englobar todo, por ejemplo llevar libros a las residencias y hacer tareas con ellos, tareas escolares o llevar libros a domicilio durante la pandemia”.
En Esgos los préstamos aumentaron un 40% en 2022 y tienen más de 5.000 fondos bibliográficos. No solo fomentan la lectura si no también la relajación con “Mandalas viajeras”, que eran “libros para colorear que cada día llevaba un vecino y coloreaba dos páginas, lo traía y se lo llevaba otro y así cada uno pintaba un par de páginas le ponían su nombre y se relajaban durante la pandemia”.
Pereiro y su carné de lector
Pereiro es uno de los municipios que crece cada año y su biblioteca lo nota con más fondos bibliográficos. Pili Conde y Belén Carrera destacan que “las actividades infantiles llevan instauradas muchos años, más de 12 y entre otras destacamos el ‘Rebulindo na Biblio’ o el carné del buen lector”.
La primera es un proyecto que se ejecuta a lo largo del curso escolar destinado al público infantil y consiste en una distribución de los menores por grupos para acercarlos a la biblioteca y fomentar la lectura. Pilar comenta que “la actividad arranca siempre con la lectura de un libro, con el que posteriormente trabajaremos, ya sea con juegos, manualidades o salidas al exterior”. Y añade que para ese público infantil también “aprovechamos para celebrar festividades o días conmemorativos como el Entroido, el Día de la Igualdad, el Día de la Mujer u otros muchos”.
"Rebulindo na Biblio" y otras actividades de días señalados, claves en Pereiro de Aguiar
Sobre el carné del buen lector argumenta que “es una iniciativa muy atractiva para los más pequeños. Se les hace entrega de un carné que van rellenando con sellos cada vez que vienen a buscar libros y al llegar a 10 se lo cambiamos por un libro. Esto les gusta mucho porque los incentiva a leer más”.
En esa dinamización del entorno y de los núcleos del municipio, también tienen actividades para todos como concursos, artes escénicas, colaboraciones con entidades y centros escolares, y también talleres de manualidades. Para los mayores, tienen un club de lectura que “con la pandemia se dejó de celebrar pero que ahora ya empezaremos a retomarlo”. Y además también repartieron libros entre las residencias del municipio para fomentar la lectura entre los más mayores. Lo que defienden en Verín, lo reiteran en Pereiro: “Es difícil atraer a gente, pero creamos vínculos intergeneracionales que hacen que sea un ente vivo y de más vida al municipio”.
