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“La vocación por el sacerdocio no es algo que llegue de golpe”

Miguel Rodríguez y Benjamín Alexander Moreno, ayer, en el Seminario Mayor. | // FERNANDO CASANOVA

Miguel Rodríguez Rodríguez tiene 28 años y empezó la carrera hacia el sacerdocio al finalizar un ciclo superior de FP en Integración Social. La vocación, dice, “no es algo que llegue de golpe, son años y años de acercamiento a la iglesia”. El suyo empezó a través del párroco de su pueblo, en Coles, y sobre todo a partir de la catequesis previa a la confirmación. “Empecé con 12 años y semana a semana, año a año, se fue mostrando. Fue como empezar a conocer lo que de verdad era la iglesia y el sacerdocio”, un mundo diferente a como lo imaginaba.

Benjamín Alexander Moreno Castaño es de Santo Domingo (República Dominicana). Tiene 29 años y pertenece a la comunidad del Camino Neocatecumenal, lo que le ha llevado a tomar contacto con la iglesia en diferentes países, entre ellos Israel, y a ha realizar un año de misión. En Ourense ha concluido su formación en el seminario Redemptoris Mater.

Ambos fueron ordenados sacerdotes este sábado en una celebración especial que oficia el obispo en la capilla del Seminario Mayor. Dos nuevas incorporaciones para la Diócesis de Ourense que, según apunta el delegado para el Seminario, José Manuel Salgado, mantiene un ritmo constante de vocaciones: “Gracias a Dios, aquí hemos tenido ordenaciones prácticamente todos los años, algunos una, otros dos o tres. Yo soy un sacerdote joven y en mi curso fuimos cuatro”. Esta tendencia que se ha mantenido en la última década, añade, “ha provocado que tengamos un buen grupo de sacerdotes jóvenes, y si comparamos con otras diócesis podemos decir que se va manteniendo. Si miramos a otros países, como en los que ha estado Benjamín, vemos una iglesia muy viva, con muchos jóvenes y muchas vocaciones, y eso da esperanza”, afirma.

La celebración, en la que también fue ordenado diácono Mauro Puga Martínez, reunió en la capilla del Seminario Mayor a un amplio grupo de sacerdotes de la Diócesis, invitados de las parroquias y familiares de los nuevos presbíteros. El acto comenzó a las 11.00 horas y estuvo presidido por el obispo de Ourense, Leonardo Lemos, que es el encargado de realizar el gesto esencial de esta celebración: la imposición de manos y la plegaria de ordenación.

Miguel Rodríguez y Benjamín Alexander Moreno, durante el inicio de la celebración. FERNANDO CASANOVA

Este fue sin duda el momento más emotivo para Miguel y Benjamín, pero antes se produce uno de los ritos que más impresionan, sobre todo a aquellos que asisten por primera vez a una ordenación. “Es muy emocionante porque es el momento en el que los candidatos se postran en el suelo y los demás rezan por ellos y por la intercesión de los santos. Es un símbolo de total entrega a Dios y eso impacta”, describe José Manuel Salgado.

"Un gran paso"

Miguel Rodríguez describe esta decisión como “un gran paso en la vida”. Asegura que vive este momento “con muchísima emoción, y al mismo tiempo con una gran responsabilidad”. Durante este último año ha realizado labor pastoral en la iglesia de As Caldas y en Santa Eufemia la Real del centro. “Además de colaborar y ayudar en todo lo que he podido, esto me ha permitido estar y conocer la realidad de cada parroquia. Cada una es diferente, pero la experiencia, a nivel pastoral es única, muy recomendable”, señala.

El sacerdocio, dice, “es una vida de entrega”, y recuerda que su decisión “chocó” a su familia. “No creían que fuese lo mejor, porque yo había hecho FP, pero tampoco se opusieron. Y una vez que han visto que esto es lo que me gusta y lo que quiero, están felices”, relata Miguel. Su vocación por ayudar a la gente ya era clara cuando eligió cursar un el ciclo de Integración Social. “No elegí esos estudios pensando en el sacerdocio, era lo que me gustaba. Y en el momento actual veo que es algo muy necesario, cada vez hay más gente necesitada de ayuda”.

La ordenación cambiará su vida, pero todavía no sabe en qué dirección. “Hasta que el obispo destine seguiré en el día a día, eso sí, con funciones nuevas. No hay destinos buenos ni malos, en el que me corresponda trataré de hacerlo lo mejor que pueda”, concluye.

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