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Investigados dos cazadores por un fuego que arrasó 817 hectáreas en Vilariño

La Guardia Civil sostiene que las disputas por terrenos comunales están detrás de este incendio que amenazó viviendas en Sabuguido | Días antes hubo otro foco de ”aviso”

Incendio en Sabuguido, registrado en septiembre de 2020. | // BRAIS LORENZO

Desavenencias relacionadas con la caza y la gestión de montes comunales estarían detrás de uno de los grandes incendios forestales registrados el verano pasado en la provincia de Ourense. Es el resultado de la investigación realizada por el Seprona tras el fuego declarado la madrugada del 13 de septiembre en la parroquia de Sabuguido (Vilariño de Conso) que puso en peligro viviendas y que arrasó 817 hectáreas. Un trabajo difícil por la “escasa colaboración” de los vecinos de la zona que se ha saldado, por el momento, con dos investigados. Ambos son cazadores y vecinos de la localidad de Sabuguido, de 19 y 33 años, a los que ya se tomó declaración pero que han negado los hechos.

Los agentes, en cambio, los señalan como responsables también de otro fuego de menor entidad registrado en la misma zona seis días antes. En este caso los medios de extinción pudieron controlarlo con rapidez pero uno de los brigadistas indicó a los investigadores que ese foco era “un aviso” a los comuneros de Sabuguido.

Según detalla la Guardia Civil, la investigación la inició el Seprona y se centró desde el principio en las disputas vecinales relacionadas con la caza, “ya que integrantes de la comunidad de montes del pueblo de Sabugido habían llevado a cabo, por motivos económicos, la segregación de sus terrenos del tecor municipal de Vilariño de Conso”. Esto, precisan los investigadores, “generó malestar entre los integrantes de la sociedad de caza, al perder los derechos cinegéticos en los terrenos que serían segregados”.

Cuatro focos

El fuego fue claramente intencionado. Comenzó a las 2.20 horas de la madrugada del 13 de septiembre en cuatro puntos diferentes en una zona aislada y con gran pendiente. El objetivo, señalan los investigadores, era situar los focos de manera estratégica para quemar los terrenos que iban a ser segregados. Los supuestos autores, en cambio, calcularon mal y no tuvieron en cuenta todos los indicadores. La orografía del terreno, la temperatura ambiente, la acción del viento y la escasa humedad que se registraba en aquel momento provocaron que las llamas se propagasen sin control durante toda la noche. El desastre fue mayúsculo: el fuego permaneció activo casi seis días y puso en peligro a la población de los núcleos próximos. La Xunta decretó la situación 2 como medida preventiva y fue necesaria la intervención de numerosos medios de extinción, así como de la Unidad Militar de Emerxencias, UME. El incendio quedó totalmente extinguido a las 20.30 horas del día 17. Ardieron 817,29 hectáreas con afección en espacio protegido por la Red Natura 2000.

En la investigación que se desarrolló durante ocho meses participaron agentes del Seprona y del equipo multidisciplinar de investigación de incendios forestales, del servicio de seguridad ciudadana del cuartel de la Guardia Civil de Viana do Bolo y la patrulla de protección de la naturaleza de Viana do Bolo, en colaboración con los agentes ambientales del distrito forestal XIV Verín-Viana del servicio de prevención y defensa contra los incendios forestales de la Xunta.

Las diligencias se entregaron en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 1 de A Pobra de Trives. La investigación sigue abierta, ante la posibilidad de recabar nuevos indicios, por lo que no se descarta por el momento la participación de más personas.

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