La plantación de patatas en A Limia para esta campaña hasta la fecha es “optima”, y avanza a “buen ritmo. Si sigue el buen tiempo “permitirá una plantación en tiempo y forma”, apunta Servando Álvarez, técnico del Inorde. No obstante, existe un inconveniente que preocupa mucho a los agricultores, y es que necesitan autorización jurídica para usar el antigerminante DMN, ya que más del 90% de sus almacenes no reúnen las condiciones para guardar por tiempo prolongado una patata tratada con uno de los dos productos fitosanitarios permitidos en la actualidad.

Avanzan a buen ritmo las labores de plantación de la patata. Los terrenos están en condiciones y un gran porcentaje ya está plantado, faltando la zona de la laguna, y “si no llueve mucho se hará en tiempo y forma, y eso asegura un buen arranque del cultivo y unas perspectivas buenas si no viene una borrasca traicionera y rompe las expectativas. A día de hoy, vemos un año con una plantación optima”.

Pero para esta campaña el problema que se presenta es la prohibición en 2020, en toda Europa, del antigerminante Clorprofam, un producto fitosanitario que garantizaba el buen estado de la patata hasta mayo. Y es que los dos tratamientos autorizados que quedan en el mercado, el etileno y el aceite de menta, resultan más costosos, menos eficaces, y además los almacenes de A Limia no reúnen las condiciones técnicas que requieren su uso.

Por ello, el Concello de Xinzo, y asociaciones de productores solicitaron a la Xunta que interceda ante el Ministerio para que permita el uso del DMN, que está autorizado en el resto de Europa pero no en España, y que supondría una mejora a la hora de evitar la germinación tanto por su mayor eficacia como por su menor coste.

El aceite de menta y el etileno tienen una menor eficacia y exigen que las instalaciones de almacenamiento “sean muy tecnificadas, requieren una importante ventilación, control del aire, de la temperatura, y el 99 de los almacenes no están preparados”. Servando Álvarez explica que precisamente una de las fortalezas de la patata de A Limia era esa capacidad de almacenamiento en buenas condiciones hasta mayo, y si ahora no se le puede poner el DMN, “va a costar mantenerlas en estado óptimo hasta más allá de enero. Y si se vende a principios del ciclo de comercialización los precios van a ser muy bajos”, explica.

Si el sector no obtiene la autorización tendrán que “habilitar canales de distribución para sacar esa patata antes de enero o febrero, cuando ya no es posible controlarla en los almacenes”.

Desde la Asociación de Productores de A Limia, Amador Díaz apunta que se trata de un producto natural, hecho de un extracto de la propia patata. Advierte que “no todos tenemos acondicionadas las naves para hacer tratamiento con los nuevos productos del mercado, y pedimos jugar en igualdad de condiciones”. Coincide también en que “en la zona norte de España nuestro éxito es el gran poder de conservación hasta abril en buenas condiciones”. De salir todas las patatas conjuntamente al mercado, no será bueno a la hora de conseguir un buen precio”. Además, acondicionar las naves es un coste importante.