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Vista del pueblo de Chaguazoso, en Vilariño de Conso.

Chaguazoso, del glaciar al pastoreo

Con solo 21 habitantes, en este pueblo de Vilariño de Conso hay 800 cabezas de ganado

Hay pueblos en los que tanto su nombre, su pasado como su presente son singulares; en el concello de Vilariño de Conso destaca por todo Chaguazoso, donde hace miles de años existió un gran glaciar que dejó como recuerdo las “morrenas”, que ahora pasean turistas y recorren cabras, vacas y ovejas.

Chaguazoso es un topónimo que podría hacer pensar en poblados indígenas de las culturas maya, azteca o inca, en el continente americano. Pero no. Es un pueblo del municipio de Vilariño de Conso que cuenta con un atractivo natural muy curioso, las “morrenas”, uno de los paisajes glaciares más conocidos de toda Galicia. En esta aldea, de solo 21 habitantes, hay una producción ganadera con unas 800 cabezas de ganado, entre vacas, cabras y ovejas.

Investigadores calculan que fue hace más de 10.000 años cuando se dejaron de ver en estas montañas de Vilariño de Conso unos glaciares que ocupaban centenares de kilómetros cuadrados. En las inmediaciones de algunas cimas y en los valles aún pueden apreciarse los vestigios de aquella época fría. Uno de estos sitios es Chaguazoso, con casi dos hectáreas de “morrenas”, una formación de piedras entre las que no nace nada y en las que, como mucho, se pueden ver cabras y ovejas saltando, así como a jóvenes estudiantes y personas de más edad que llegan en excursiones para conocer este paisaje incomparable.

El paisaje glaciar de las morenas.

La veintena de habitantes de este pueblo en el que un día hubo glaciar cultiva sus huertos y pastorea grandes rebaños. Hay algún residente con 40 vacas y otro con hasta 400 cabezas entre cabras y ovejas. Uno de esos pastores, Iván, apunta que en total hay alrededor de 70 vacas y unas 700 cabezas de ovejas y cabras. Ello sin contar los cerdos y gallinas que también se crían, entre otros animales domésticos. Una vecina del lugar, Blanca, destaca que excepto uno o dos pensionistas, “todos tenemos animales”, que se dedican a la venta de carne, en su mayoría a carnicerías. En Chaguazoso todos viven de la agricultura y de la ganadería.

Y son tan afortunados que no tuvieron ningún caso de COVID en toda la pandemia. El pueblo cuenta con muchas viviendas que pueden ser restauradas para vivir, y de hecho “ha venido mucha gente interesándose para comprar”.

Chaguazoso también tiene algo de historia bajo el agua. Y es que hace varias décadas que una presa, la del Censa, cubrió morrenas, llanuras, campos con regadío del río, y curros en los que dormía el ganado. Todo quedó cubierto. “Nos hicieron otros al lado, pero los de toda la vida están bajo el agua”, lamenta Blanca.

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