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El “mejor peor” año de Laura Martínez

En marzo elegía vestido para casarse, pero se contagió y pasó 21 días en la unidad de críticos del CHUO: “Ahora brindo por estar viva”

Primer plano de Laura Martínez, en su casa en O Barco de Valdeorras. Brais Lorenzo

Para Laura Martínez este 2020 fue el “mejor peor” año de su vida. En marzo estaba ilusionada con elegir vestido para contraer matrimonio con Jairo Couso. Pero se infectó de COVID. Mucha carga viral, neumonía bilateral aguda, intubada, coma inducido... Se casó, ya recuperada, en septiembre. Y brindó por “estar viva”.

Es la historia de una valiente mujer que, a sus 34 años, todavía lucha por recuperarse de las secuelas que le ha dejado el virus causante de la pandemia, en un año bisiesto que sin duda va a ser difícil de olvidar. Para ella y para todo el personal sanitario que la ha cuidado y que sigue en ello.

El COVID la puso contra las cuerdas en la primera ola de la pandemia: entró en la UCI en estado crítico, con neumonía bilateral, y allí permaneció sedada y con un respirador. Pese a su edad, el patógeno se extendió por su organismo hasta el punto de que necesitó 49 días de ingreso, 21 de ellos en cuidados intensivos. Mes y medio después pudo regresar a su hogar y retomar sus planes. Echando la vista atrás, Laura, que trabaja en un centro de atención de llamadas, aunque actualmente está de baja, define 2020 como “raro, ha sido un año raro. Tienes tu vida y, de repente, te da una bofetada de realidad”.

Esta afectada por COVID de larga duración o persistente cree que ha de preocupar el miedo a enfermar uno pero, sobre todo, el hecho de que por “inconsciencia”, por falta de responsabilidad personal, “muera alguien de tu familia”. Es lo que piensa ella, que sabe mejor que nadie lo que es convivir con este diminuto agente infeccioso.

Era 21 de marzo cuando empezó a encontrarse mal, por lo que opina que tuvo que infectarse en la semana del 11 al 16, justo antes de que fuera decretado el estado de alarma. Los primeros síntomas fueron parecidos a los de “una faringitis”. Por la insistencia de sus amigos y parientes, al ver que no mejoraba decidió ir al centro médico.

PCR, analítica y comenzó su gran calvario. “Estuve 17 días intubada, en estado muy crítico y en coma inducido. La primera semana no me fui de milagro”, comparte Laura, que asegura que esto es “una lotería” y que a cualquiera le puede tocar. Lo más duro de verse en esas no es para nosotros, que no nos enteramos; es para la familia que no nos ve”, sentencia.

Tras pasar por cuidados intensivos, salir en los medios, recoger una medalla de reconocimiento tras superar la enfermedad, pudo cumplir su sueño de casarse con su pareja, eso sí, siguiendo todas la recomendaciones y los estrictos protocolos sanitarios marcados. Fue el 26 de septiembre, en una finca amplia, con la mejor sonrisa y consciente de que la vida le regala una segunda oportunidad: “Ahora brindo por estar viva”, finaliza.

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