A Manuel Carrera, la salida del hospital le sabe a churrasco. Tiene 59 años y acaba de recibir el alta hospitalaria en el CHUO. Ingresó el 19 de octubre con Covid-19 y su estado de salud empeoró. Acabó en la unidad de críticos, donde pasó 10 días, y ya recuperado, vuelve a su casa de Verín. Lo primero que quiere hacer, dice, es comer “un buen churrasco” en su casa.
La estancia de Jacobo Rodicio, de 34 años, ha sido un poco más corta. Ingresó el 22 de octubre y entró en críticos el mismo día que Manuel. Joven, sin patologías previas y un buen estado de salud. Su caso es el claro ejemplo de que el coronavirus no solo es agresivo con los mayores, sino que también hay juventud en la UCI. Después de este mal trago, Jacobo lo que quiere es reunirse con su familia.
Los dos entraron juntos en la unidad de críticos y juntos abandonaron la planta de Neumología.
El personal sanitario les despidió con un apaluso. “El trato fue espectacular, intachable, desde el primero al último”, dijo Manuel sobre los trabajadores. También Jacobo les dio las gracias. “Disfrutad de la vida”, les deseó el personal.
