La transmisión del Covid-19 en la provincia de Ourense sigue muy activa y los nuevos contagios confirmados por PCR son elevados. Pero, al contrario de lo que ocurre en el resto de Galicia, donde los casos activos se han disparado de forma muy preocupante en todas las áreas sanitarias, en la ourensana esta cifra ha iniciado un esperanzador retroceso.

Desde el pasado sábado 17 este indicador ha bajado de forma continuada, con la excepción del día 20 en el que experimentó un leve repunte, y ya hay 271 infecciones activas menos que hace una semana. La cifra total, a fecha de ayer, ascendía a 1.319, lo que implica una caída de 130 casos en solo 24 horas y un alejamiento considerable de las 1.628 infecciones activas alcanzadas el pasado 16 de octubre, fecha en la que la pandemia registró su pico más alto desde marzo en la provincia.

Los datos también son buenos para la ciudad de Ourense, donde las restricciones que comenzaron con el confinamiento parcial del barrio de O Couto y acabaron extendiéndose al cierre perimetral de todo el municipio y Barbadás, parecen dar resultado. La capital suma 12 días de caída consecutiva de los casos activos pasando de los 572 a los 362. El alcalde, Gonzalo Pérez Jácome, confía en que esta evolución favorable se traduzca en el “desconfinamiento” el próximo miércoles.

Frente a estos datos, aparentemente positivos, hay que tener muy presente que los contagios se siguen produciendo en la provincia en cifras elevadas: 83 nuevas infecciones confirmadas en la última jornada y el pase de Xinzo al nivel rojo de alerta, situación en la que continúan Carballiño, Verín, Ourense y Barbadás.

La presión asistencial todavía es alta y las autoridades sanitarias reiteran que es “imprescindible” cumplir escrupulosamente las medidas de prevención (mascarilla, lavado de manos y distancia social) para evitar la propagación del virus. La cifra de ingresos, aunque ha retrocedido ligeramente, se mantiene por encima del centenar, con 95 pacientes en planta en los hospitales de Ourense (85), Valdeorras (3) y Verín (7), y 12 en la Unidad de Cuidados Intensivos.

La cifra de muertes se mantiene en 214. Tras varias jornadas negras en Ourense en las que se dispararon los fallecimientos, sobre todo de personas de edad muy avanzada, ayer no se notificó ninguna.

La clave de la bajada de los casos activos está en las altas. Tras varias semanas en números muy altos de contagios y aumento progresivo de los casos activos, ahora empieza a crecer el volumen de curaciones. La jornada de ayer sumó 212, entre las que se incluyen 59 usuarios de la residencia Os Gozos, de Pereiro de Aguiar, que han dado negativo en las últimas pruebas, así como tres trabajadores de la residencia Val de Monterrei. Pero mientras los centros de mayores retiran de su cómputo de positivos estos 62 casos, otros siete se incorporan: sendos trabajadores de los centros Galisenior de Ourense y Nosa Señora dos Miragres de Barbadás, y un trabajador y cuatro usuarios del asilo Nosa Señora dos Anxos, de Ribadavia.

Los centros educativos contabilizan 144 positivos y hay dos aulas cerradas, además de la guardería de Boborás.

La situación, por lo tanto, sigue una tendencia favorable pero desde el Sergas inciden en la necesidad de no bajar la guardia, sobre todo porque en esta segunda ola el virus actúa con mayor virulencia sobre la población joven. Desde el servicio de teleasistencia, que se encarga de la captación activa de los pacientes a domicilio que han dado positivo en la PCR, alerta de que la media de edad entre los afectados por el Covid-19 ha bajado y, pese a que por lo general los pacientes presentan sintomatología leve, “estamos teniendo casos graves de gente menor de 50 años con ingresos en UCI que no teníamos en la primera ola”. Así lo expresa la subdirectora de Enfermería de Atención Primaria, Josefa Rodríguez, que coordina el grupo que se encarga de la teleasistencia. Trabajan de lunes a domingo, de 8.00 a 22.00 horas y apenas han tenido descanso desde marzo. De hecho, en esta segunda ola atienden a más pacientes en su domicilio de los que hubo en total en la primera fase de la pandemia: 1.212 en el día de ayer.

“Observamos que mientras que antes la gente más susceptible de llegar a la UCI eran sobre todo mayores de 70 años, ahora hay más cantidad de personas jóvenes en críticos. ¿Por qué? No es porque sean personas de riesgo, porque algunos no tienen patologías de base conocidas, pero es posible que el virus que está circulando sea más agresivo”, alerta.

Las últimas semanas, dice, el trabajo ha sido “muy intenso, con días de más de cien contagios nuevos, y vamos a marchas forzadas”, afirma, aunque con la “tranquilidad”, de que los centros de salud también reciben diariamente los nuevos positivos y el contacto es doble.

Los pacientes a domicilio normalmente presentan sintomatología leve, fiebre fácilmente controlable, tos, ausencia de gusto, “pero nunca sabes como puede evolucionar la enfermedad”, señala Rodríguez Araújo. De ahí que la finalidad de la teleasistencia sea atender al paciente pero también “intentar responder lo más pronto posible a cualquier síntoma de agravamiento y evitar complicaciones”.