En un pequeño trozo de cartón plastificado, de 8,5 por 5,4 centímetros, se plasma "por fin" -como él mismo escribió en Twitter de forma liberadora, al recibir anteayer el documento-, el sexo a efectos oficiales que Enzo Sarmiento Soto (Ourense, 1991) sentía como género propio desde la infancia. Con el DNI en la mano, termina un proceso legal de tres años que, sumado a una transición médica que, en su caso, incluyó cirugía además de hormonación, evidencia las dificultades burocráticas todavía existentes hasta hacer legal un estado tan libre y personal como el de quien se siente hombre o mujer con independencia de su biología. "Se hace largo y es muy injusto que una serie de personas que solo te conocen por los papeles decidan si puedes ser, o no, quien tú eres. Quienes deciden no ven que detrás hay personas que, en nuestro día a día, nos tenemos que enfrentar a dar explicaciones, sin saber cómo va a reaccionar el resto de la gente".

El proceso de cambio de sexo requiere esa transición médica, con informe de Endocrinología y Psiquiatría. Hace unos meses, la Fiscalía denegó su solicitud porque no existían referencias en la historia clínica a la disforia de género, un estado mental que puede asociarse con depresión o ansiedad por un malestar con el sexo biológico. "Cuando yo empecé, se hizo una especie de parche en la ley que dejaba cambiar el nombre pero no el sexo e, incluso así, exigía pasar por el Registro Civil y por el visto bueno de un fiscal, para después acudir a la Policía, con la revisión de Madrid. Primero me lo denegaron porque mi informe no aludía a la disforia de género, que no se considera enfermedad mental desde hace dos años". Para conseguir el cambio legal, la administración exige al menos dos años de hormonación (antes también requería algún tipo de cirugía). "Hay personas sin una transición médica, solo social, que no pueden cambiarse de sexo, y eso es muy injusto", dice.

"Creo que no es necesario y, de hecho, es lo que se intenta conseguir con la ley estatal de identidad de género, que continúa parada, a ver si algún día tira para adelante. Hay gente que se siente bien en su cuerpo como está y simplemente no quiere socializar como su sexo biológico. Eres un hombre o una mujer aunque tu cuerpo biológicamente no lo sea".

No comprende ni "que te pongan unos requisitos para que puedas ser quien tú te sientes", ni tampoco "que la sociedad siga dividiendo en sexo masculino y femenino, y que en tu DNI deba aparecer, como si fuera tan importante. En todas partes te piden el sexo, en el banco, en la universidad, etcétera, y tienes que ir dando una explicación a todo el mundo. Un día, para solicitar una cita en el médico, me decían si hablaba de mi hermana y llegaba un momento en que decías que sí. O si tienes que ir a Ginecología y te preguntan: ¿pero tú? Sí, sí, el paciente soy yo, porque biológicamente no me queda otra. Debería ser todo mucho más natural", señala.

Este comunicador audiovisual, que también trabajó como fotógrafo de prensa, confiesa su alivio y alegría cuando tuvo en sus manos, al fin, el DNI que reconoce su cambio de sexo a masculino. "En primer lugar fui al Registro Civil para que me entregaran un documento en el que pone que mi sexo es varón y el que estaba inscrito era un "error". ¡Es una identidad, no un error!", subraya. "Una vez que conseguí este papel sentí descanso. La semana pasada, acudí a tramitar el DNI a la Policía y sabía que no me lo entregarían en ese momento, porque en estos casos va antes a Madrid. Cuando dieron el visto bueno fui a recogerlo. En el momento en que ves escrito tu nombre y el sexo que tú realmente sientes, es un subidón".

El papel de la sanidad

"Lo deseable es que el cumplimiento de la legislación sea compatible con facilitar los trámites necesarios para agilizar la concordancia entre el género sentido y vivido, y el legal", manifestaba a este periódico, en marzo, Icíar Solache, endocrinóloga en el Complexo Hospitalario Universitario de Ourense. En el servicio -según los datos de entonces, justo antes del inicio del confinamiento-, se encuentran en seguimiento, en pleno proceso de cambio de su estatus legal a su identidad sexual real, once hombres y nueve mujeres en edad adulta. Los casos de menores se abordan en el área de Pediatría.

Enzo, que fue el primer varón de este colectivo, alaba la implicación y la profesionalidad de los sanitarios. "Se volcaron, se han portado genial. Todo el equipo de Endrocrinología tuvo una reunión con nosotros para que contáramos cómo nos sentíamos y el trato que nos gustaría recibir. También se pusieron en contacto con Ginecología y Urología. Hay una ginecóloga que ya nos lleva a todos. Yo me operé hace un mes escaso y me trataron muy bien, todo fue muy natural". Sarmiento, que mantendrá de por vida la hormonación, se ha sometido a una histerectomía, su segunda operación quirúrgica a lo largo del proceso. La primera, que tuvo que realizar en enero de 2019 en la sanidad privada, fue una mastectomía, un tipo de intervención en la fase médica de su cambio de sexo "para la que ya empieza a existir lista de espera en la pública. Entonces había que ir a Andalucía". Para resolver con la experiencia las dudas y temores de quienes están en el proceso, la endocrina sugirió que el grupo mantenga contacto, "para que nos podamos ayudar entre nosotros. Hay personas de distintas edades y con más o menos apoyos, quienes siempre lo han tenido claro o han tardado más. Por ejemplo, cuando te quitas el útero y los ovarios no sabes cómo va a reaccionar tu cuerpo, pero si alguien ya ha pasado por eso puedes preguntar".

Dice Enzo que, "según me cuentan mis padres y mis tías, de niño muchas veces decía: llamadme Pablo o Pedro. Como entonces no se conocía mucho esta realidad, nadie le daba más importancia. Pero cuando tu cuerpo se rebela y entras en la pubertad, pasa algo. Como no había demasiada información, vas pasando. Yo creo que fue con una película o una serie cuando dije: esto me suena, y empecé a plantearme cosas. Transcurrió año y medio hasta que conseguí sacarlo al exterior y decirlo en casa, y la verdad es que no tengo queja porque siempre he contado con el apoyo de familia y amigos", destaca.

Visibilizar en las escuelas

Aprovechando que la transexualidad se hace más visible aunque todavía quedan pasos por dar, este ourensano reivindica que "es muy importante que este tema se lleve a las escuelas, para que se conozca que es una realidad que existe, y que si tú te identificas como una persona trans, no es malo, sino normal", manifiesta. "Pero legalmente nos lo tienen que hacer más sencillo porque, si no, estás viviendo otra vida que no es la tuya".

Enzo defiende la igualdad y la libertad como principios esenciales. "Que se nos reconozca como hombres y mujeres, y punto, porque siempre parece que debas llevar una etiqueta. Y en el caso de las mujeres trans es todavía más complicado, porque hay una parte del feminismo que no las deja entrar. ¿Por qué? Siguen siendo mujeres aunque tengan pene y no se quieran operar. Se trata de educar a la sociedad en que somos hombres y mujeres, como cualquier otra persona. Somos personas. Que no nos cuestionen desde fuera y nos identifiquen solo por los genitales o los cromosomas. Si no te gusta cómo soy, olvídame y déjame en paz".