Su infravivienda, con mantas, trapos, ropa, palos y una maceta con plantas de plástico, sigue como la dejó la madrugada del 7 de abril, cuando accedió a subirse a una ambulancia para ser atendido en el Complexo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO). Zé María Da Silva no volverá a la infravivienda en la que ha habitado los últimos años, bajo el puente Novísimo en la ciudad de As Burgas. Tras dejarse ayudar, con los vecinos preocupados por su empeoramiento de salud y sus malas condiciones en la calle, donde no quería ayuda, Zé accede a ir a un centro.

Hoy ingresará en una residencia de la provincia de Ourense, por indicación de la administración y con el visto bueno del hombre, tras recibir cuidados y acompañamiento en el centro hospitalario.

Durante los últimos años, Zé María ha sido reacio a ir al albergue, a asistir al comedor de Cáritas, o a plantearse la posibilidad de una vivienda social, algunos de los recursos que podía brindarle el sistema. Cruz Roja no cejaba en sus frecuentes visitas para ofrecerle información, opciones, bebidas calientes y conversación. Los vecinos de A Ponte, con la actuación decidida de la presidenta de la asociación, Olga Giráldez, alertaron a principios de abril, en la más reciente ola de frío, del empeoramiento de salud de un hombre que, pese a sus dificultades y al deterioro que acusaba -tenía las piernas dormidas y doloridas, y ya apenas conseguía moverse- se declaraba "feliz" de estar en el lugar en el que había elegido vivir. Los residentes se encargaban de llevarle comida para que siempre tuviera qué comer allí.

La edil de Servicios Sociais, Sofía Godoy (PP), se implicó para que el vecino accediera a ir a hospital. La Policía Local acudió para intentar convencerlo y el 061 envió al lugar a dos ambulancias, con médica, enfermera y técnicos. Tras ser atendido en el CHUO, Zé María se ha convencido. Deja la vida a la intemperie, bajo el puente, por una residencia.