Tres detenidos, Danut F.B. de 30, Stefan Adrian P., de 25, y Farcas C., de 27 años, todos naturales de Rumanía aunque residentes en Braga (Portugal), quedaron el libertad con cargos, después de declarar en el cuartel de la Guardia Civil, al ser considerados presuntos autores de un delito de robo con forzamiento de una bañera y cinco rejas en una granja en el centro de Trasmiras.

Según los datos de la Guardia Civil, los agentes del cuartel de Trasmiras interceptaron a las 15.30 horas del miércoles a los tres individuos en un vehículo, en el que llevaban los objetos sustraídos en la granja así como en otro sitios.

La dueña de la propiedad en la que robaron, Úrsula Rodríguez, manifestó que "los encontré dentro de la granja y les pregunté qué pasaba", entonces ellos "me dijeron que se les había metido el coche en una cuneta y que estaban buscando una grúa".

A continuación, añade la señora, "yo con la intención de que no se marcharan porque mi sobrino había llamado a la Guardia Civil, y quería darle tiempo a que llegaran, les dije que en el pueblo había una y que yo los guiaba", pero "ellos se dieron cuenta de lo que pretendía y lo que hicieron fue saltar la valla y marcharse".

La propietaria de la granja afirmó que "esta no es la primera vez que me entran en la granja, ya en invierno me llevaron 32 jaulas que estaban casi nuevas y que había comprado porque esta granja trabajó desde siempre para Coren, y cuando el señor al que se la tenía alquilada se marchó la cerramos porque soy muy mayor".

Una anécdota

La mujer afectada comentaba entre risas que cuando los vio y comprobó lo que le habían hecho "me dio ganas de matarlos porque yo esa granja la hice hace muchos años y me valió 22 millones de pesetas, que me costaron mucho sacrificio ganarlos", pero después cuando "fui al Cuartel, porque vivo al lado, los detenidos decían que tenían hambre y yo les fui a por unos bocadillos".

En este sentido, la señora explicaba que "aunque me dio mucha rabia, porque reventaron la bañera a golpes también me dieron mucha pena porque en el fondo son seres humanos".

Por si fuera poco, Úrsula Rodríguez, que también acabó llevándole la cena al calabozo, destacó que "los detenidos llegó un momento ya en la noche cuando me dijeron que les dijera cuánto eran los daños que ellos se hacían cargo", es decir, "que se estaban arrepintiendo de lo que habían hecho, aunque eso nos justifica nada".