Con Sánchez en el poder, los políticos catalanes tienen oro en sus manos. Si antes decían que España les robaba, hoy pueden decir que España les compensa.

En el PSOE notamos una lucha interna, anteponiendo el interés propio a los intereses del partido, falta de confianza mutua y falta de liderazgo, desviándose hacia una dirección muy desconocida.

Actualmente vemos dos gobiernos, el de Sánchez y el de Yolanda Díaz, tirando siempre en dirección contraria. Algunos piones de Sánchez fueron sustituidos, mientras los de Podemos, ya muy desgastados, se siguen utilizando.

La renovación del Gobierno de Sánchez, significa caras nuevas para seguir mintiendo, pues podían ahogarse en sus propias mentiras. Las ministras o mujeres de Sánchez son menos corruptas, pero muy astutas, para encubrir la mentira.

Un gobierno con dos motores muy distintos y un combustible catalán, nunca podrá funcionar a la medida, a pesar de los buenos resultados que nos quieren vender. Sánchez necesita ese combustible, para demostrar su poder desde La Moncloa.

Vemos a un hombre vanidoso que se toma miles de selfis, pero nunca se mira en el espejo.