Esta mañana, en la sesión de control al Gobierno, hemos podido ver con satisfacción cómo de nuevo el presidente Sánchez tomaba posesión de su escaño, pero la expectación y curiosidad de cómo iba a acometer su papel institucional se ha visto frustrada, nada más empezar, al comprobar cómo las tres preguntas que le ha hecho el líder de la oposición han tenido la callada por respuesta. En ese momento, a más de uno nos vino el recuerdo de lo que un conocido humorista remite en sus actuaciones: “Si no es por no ir, pero ir pa na, es tontería”. En una palabra, para intervenir en la forma que lo hizo, mejor se podía haber quedado en su despacho.

Las preguntas de Pablo Casado eran de lo más claras y precisas, teniendo que ver con tres asuntos de actualidad en los últimos días. Cito textualmente: ¿es usted la X del caso Ghali? ¿Ordenó usted falsear las previsiones económicas del INE, para cuadrar a martillazos el presupuesto con Podemos? ¿Va a cumplir su promesa para traer a España a Puigdemont?

Pues bien, esta actitud arrogante y desconsiderada, en mi opinión, no es sino una falta de respeto hacia los diputados y, a la postre, a todos los españoles a los que ellos representan. Por otra parte, con esta actitud, el presidente del Gobierno no hace sino perder credibilidad e infundir dudas razonables sobre sus posibles responsabilidades en los hechos sobre los que versaban las preguntas formuladas, pues como nos dice nuestro refranero popular: “El que calla otorga”.