Leyendo el maravilloso reportaje de Alfonso Armada en el suplemento dominical del 19 de septiembre de 2021, de este querido periódico, no pude resistirme a juntar estas líneas, ya que tengo una similitud y unos recuerdos como los de él y en el mismo escenario.

Yo también nací en Coia, si bien unos años antes y mi familia, mi abuelo y mi tío, “los Marcianos”, forman parte de la historia de la parroquia. Alcalde de barrio y presidentes de las fiestas de la Consolación.

También tuve una abuela, Eulogia, analfabeta pero muy lista, maravillosa y muy generosa, que trabajaba la tierra, hablaba con las gallinas, las vacas y los cerdos y nos escondía las “jaldrumadas”, también las “jalletas” de coco en una caja de lata al fondo de un viejo baúl.

Cómo no recordar el palco de música con el concurso de “llorones”, la alameda con el trajín de personas y animales, las peras de San Juan en las fincas que nos gustaba conseguir, los tranvías, Álvaro el peluquero, Padrón y Pepe Villar futbolistas, Vitorino que devolvía los huesos a su sitio ayudándose de la rodilla, Adriano con la noria de caballitos que había que empujar para subirlos en marcha, don Prudencio y tantos más personajes inolvidables.

Yo sigo viviendo en la zona y en un curruncho de la parroquia continúo trabajando la tierra.

Gracias, Alfonso, por la felicidad de aquellos recuerdos tan bonitos.