Soy comerciante de esta ciudad, aunque no hostelera, algo que, al parecer, es requisito imprescindible para que se acuerden de uno en caso de necesitar ayuda, y, créanme, la necesitamos.

Da la impresión de que esta pandemia la ha sufrido únicamente la hostelería. Parece que los demás comerciantes nos hemos llenado los bolsillos a manos llenas, y, ¡oiga!, no nos hemos dado cuenta.

Parece ser también que existen comerciantes de primera, véase, el objeto de esta carta, y comerciantes, no de segunda, sino de regional, que pese a subsistir y mantener nuestros negocios a duras penas, no somos merecedores de ningún tipo de ayuda por parte del ayuntamiento.

Me gustaría saber el motivo de esta distinción entre unos y otros.

O es que acaso no pagamos todos nuestros impuestos.

Todo esto caerá en saco roto, porque este equipo de Gobierno adolece de un defecto tremendo, y es que no escucha y aísla a cualquier voz crítica y discordante con cualquiera de sus medidas, aunque estas sean, como es este caso presente, totalmente desiguales, discriminatorias e injustas.