Intenta demostrarnos Pedro Sánchez en una magistral lección presidencial cómo el peso mediático de un delito por sedición lo convierte en un delito con clase en el que, donde los jueces habían demostrado su independencia profesional penándolo con 13 años, los políticos demuestran su absoluta dependencia de los favores independentistas para gobernar, indultándolo, y por eso todo un Congreso de los Diputados se debate hoy entre si un delito de sedición es indultable en favor de la paz social o, con indulto o sin él, seguiremos un tiempo mas a palos en favor de don Pedro. A veces pienso, señor Sánchez, que nos chulea, pero como lo hace con estilo, su decisión, tarde o temprano, será aplaudida por una nación que usted considera herrada y errada.