Por si no estuviera de por sí lo suficientemente bajo el nivel académico de nuestra universidad, incluidas las tesis doctorales –plagiadas o no– y los másteres de posgrado –falsificados o no–, Castells se apunta al corto y pego desde mi casa y palabrita del Niño Jesús que no voy a copiar nada de nada.

No “chuleta” de chulo, “chuleta” de digitalizar los exámenes de los universitarios, o sea de “chuleta electrónica” que es lo “progre”. Nada de engorrosos papelillos escritos con letra diminuta; nada de cuchicheos subrepticios cuando el vigilante está de espaldas; nada de fórmulas copiadas en la mano que enseguida se corre la tinta, ahora los exámenes se hacen tranquilamente desde la casa de uno, en pijama y con un cafelito. Castells (que de vez en cuando se deja caer por las redes sociales para dejar constancia de su existencia y para que el pagador de Hacienda no se olvide de su nómina y que –como es costumbre de los grandes estadistas– se comunica por tuit) ante el follón que montan “algunos estudiantes” que se sienten agobiados con los exámenes presenciales e incluso se quejan de que “no se pueden concentrar”, va y dice que muy bien, que se examinen por tuit, por mail, por digital o por bulerías y desde su domicilio y en zapatillas.