Flipo con la ocurrencia del alcalde de colocar sobre la Ermita del Monte de la Guía, una figura del Sagrado Corazón de Jesús de 5 metros. Argumenta el Sr. Alcalde que ya estaba previsto en el proyecto inicial y a mí es a donde me retrotrae su decisión, a esa época que creía felizmente superada, de la obligatoria omnipresencia de símbolos religiosos por todas partes y para toda la sociedad, católicos o no, aquellos años de nacionalcatolicismo del franquismo. No se le ocurre pensar la evidente diferencia de la realidad social: con Franco, aquello era normal y en una democracia aconfesional, un sinsentido.

Lo malo es que el Cristo se pone, sí o sí, la decisión está tomada con su acostumbrado estilo ególatra de gobernar, y claro, el que esté en contra, está contra Vigo. Además, con la disponibilidad eterna para apoyarle de su delfín, la presidenta de la Diputación.

Yo le diría al alcalde que si le gusta el cristo, le pida a los canteros una tallita y se la ponga en la mesilla de noche y que le pida antes de apagar la luz, un poco de cordura y realidad. Ojalá se le conceda.