"Hay que ponerse las pilas". Nunca me ha gustado esta expresión; no sé por qué. Y sin embargo ahora le encuentro todo el sentido.

Hace unos días fui al relojero a ponerle pilas a dos relojes que se me habían parado.

-¿Qué tal? ¿Cómo está? ¡Qué bien verle ya abierto! ¿Cómo ha pasado estos dos meses?

-Pues ya se imagina; parado. Se ha parado todo. También los relojes. Fíjese, el primer día que abrí, ¡puse más de 40 pilas!.

Me hizo pensar. Sí; todo se ha parado; y es momento de reactivarlo: ahora sí que encaja lo de que hay que ponerse las pilas. Las pilas de la solidaridad, de la ayuda mutua, de intentar activar los servicios, de dar trabajo, etc? Cada uno a su nivel.

Dar trabajo al relojero; al persianero que hace dos meses que no le llaman para arreglar una persiana; al taxista que estuvo parado porque nadie se desplazaba; al zapatero que hace tiempo que no pone ni una tapa; a la empleada de hogar que se ha quedado en la calle. A tantos y tantos?

Ayer oía al presidente Sánchez decir que de esta crisis sanitaria estábamos saliendo todos más "fortalecidos" (sí, utilizó este término). Y yo, inmediatamente empecé a devanarme los sesos intentando averiguar quiénes eran esos "fortalecidos". ¿Se referirá a los 29.000 muertos? ¿O a los miles de familias que han perdido a uno o varios de sus seres queridos? ¿O quizá a los 53.000 sanitarios contagiados, entre los cuales -por los pelos- no me encuentro? ¿O a las familias que se han quedado sin ingresos y han acudido a Cáritas a buscar techo y comida?. O quizá se refiere a los que están esperando el tan anunciado "ingreso mínimo vital", que a día de hoy no está ni aprobado. O a los de los ERTE, que aún no han cobrado. O a los que hemos tenido que seguir trabajando, que estamos más cansados que antes, porque hemos trabajado más. Sinceramente lo digo: no consigo dar con el grupo de los "fortalecidos".

Déjense por favor de triunfalismos. En primer lugar, porque el virus no está ni mucho menos vencido (no olvidemos que de momento, no tenemos ni vacuna ni tratamiento). Y en segundo lugar, porque la situación del país -¡de la gente!- es desastrosa.

Y pongámonos todos las pilas. El Gobierno, cumpliendo lo que promete: todos sabemos que las ayudas de las que hablan, no están llegando a la gente. Y los ciudadanos corrientes, poniendo nuestro granito de arena, intentando reactivar nuestro entorno.

Como mi relojero, que se pasa el día poniendo pilas.

Susana M.ª Pellicer Lorenzo